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sábado, 25 de mayo de 2013


Francisco acepta renuncia del Cardenal Terrazas


PREGUNTA: Según la legislación de la Iglesia Católica – plasmada en el Derecho Canónico – un Obispo debe presentar su renuncia a los 75 años de edad[1], cuando el Papa acepta dicha renuncia entonces los Obispos dejan sus funciones de gobernar una diócesis y normalmente se retiran.

Usted cumplirá 75 años de edad este próximo marzo 2011, si bien el nombramiento cardenalicio es un nombramiento que permanece para toda la vida ¿Cómo ejercerá sus funciones una vez que usted renuncie? y ¿cómo ve usted su actividad como Cardenal en esta nueva etapa de su vida?
 
Ariel Beramendi sacerdote boliviano en Roma autor de la nota

RESPUESTA
Cambiará la manera de ejercer mi misión, no dejaré de ser Obispo ni Cardenal, ya no tendré una jurisdicción eclesial como Santa Cruz. Son las leyes de la Iglesia y tengo que cumplirlas, lo haré con toda libertad y presentaré mi renuncia en el momento que debo hacerlo; de esto se trata estar a disposición de la causa del Reino. No significa una renuncia que extermina las inquietudes, sino de una renuncia para que la Iglesia continúe caminando y respondiendo al mundo con gente nueva a las situaciones que nos toque vivir.

El ser Obispo es para toda la vida y continuaré con mi misión apostólica sin una jurisdicción concreta, que es lo que hace que un Obispo sea responsable de una Iglesia local, esta responsabilidad pasará a otra persona. Pero yo continuaré anunciando a Cristo mientras pueda, seguiré siendo su testigo y enviado para proclamar su Buena Noticia.

Sucederá lo mismo con el cardenalato, también el cardenalato tiene límites para ejercer este servicio; por ejemplo cuando llegan los 80 años de edad ya no se puede participar del Cónclave para elegir a un nuevo Papa, por supuesto que eso no le quita la dignidad al cardenalato; sólo nos muestra que la Iglesia, en su sabiduría, ha puesto unos límites de edad para liberarnos  y no quedarnos atascados en un solo lugar.

Para el futuro, no tengo un proyecto en particular al cual me dedicaré, mientras el Señor conserve mis fuerzas podré seguir siendo testigo de alguien que vino para que nuestros pueblos tengan vida, espero hacerlo con plena salud y con plena razón para no caer en otras debilidades humanas.


PREGUNTA:
Un deseo...

RESPUETA
Seguir escuchando, estando a disposición de todos, como dice mi lema:
“Servidor de todos”; quizás en dimensiones nuevas, mucho más cercanas o de tipo espiritual, quisiera guiar a quienes así lo deseen con la experiencia que he cultivado en mis años de vida, hablo de la vida de fe de tanta gente, seguramente tendré más tiempo libre – la administración general de una diócesis toma mucho tiempo – para estar a disposición de más personas. Dios quiera que esto sea posible y que tenga la salud para hacerlo.


PREGUNTA
¿Cuál será su testamento espiritual?

RESPUESTA
Existen muchas formas de expresar los deseos personales que uno quisiera que perduren en el tiempo, hay quien lo hace a través de un escrito, de un testamento, de un libro, o una estampita, u otro tipo de expresión; todos son métodos e instrumentos valederos.

Siempre tuve una cierta dificultad en escribir este tipo de deseos, frente a lo que pueda venir en el futuro, quisiera que cuando se recuerde al Cardenal Julio, se recuerde que es Cristo el que sigue llamando, el que continúa convocando; que la gente diga “fue un testigo de Cristo, todo su afán fue ser un verdadero testigo” - como lo decimos en el sacramento de la Confirmación - con valentía y audacia. Proclamó que Cristo es el Señor y que sólo ante Él se arrodillan los hombres.

Quiero darle gracias al Señor por mi ministerio, fue gracias al Señor que a pesar de mis limitaciones, a pesar que no provengo de la nobleza ni de la riqueza, he podido ser instrumento del Dios de la Vida para dar esperanza a nuestro pueblo, para llamarlo a la paz y a la concordia, para animar a los hermanos desalentados y a tanta gente que todavía hoy está excluida, a pesar que hubieron muchos que no quisieron escuchar.

Misericordia, amor, vida, gracia de Dios, eso es lo que Él quiere manifestar a través de las personas que elige.

Juntos tenemos que decir: gracias Señor por la Iglesia que no quiere dejar de pensar lo que Tú piensas, que no quiere dejar de hacer lo que Tú haces, que peregrina pregonando tu Mensaje en medio de tantos mensajes que distraen y alienan.

“Servidor de todos”, hace más de 30 años que inicié mi ministerio con este deseo. Un valluno que es tomado de su tierra para “servir a todos”, que fue trasladado de su pueblito y que fue puesto en medio de una gran ciudad, en medio de tantos problemas y sufrimientos, de tanta falta de libertad… Y aquí estoy tratando de ser fiel a ese mi lema que fue sacado de la Palabra de Dios, cuando el Señor se presenta como el que sirve sin hacer diferencias ni haciéndolo a escondidas. Podrán decir todo de mí, menos que me escondí para hacer el bien.

Gracias a todos los que durante mi vida ayudaron a llevar la bendición del Señor a través de mis manos, de mi ministerio, de mis palabras… ¡Gracias a todos!

La Palabra de Dios no está encadenada y debemos seguir proclamándola contra viento y marea. El Señor está con nosotros y tenemos una madre, la Virgen María que nos acompaña y nos bendice. Amén

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