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miércoles, 17 de febrero de 2016

por segundo dia nos ocupamos de la visita de Francisco a México. no fue de paseo sino a dar luces en la oscuridad, la desigualdad, la corrupción y el narcotráfico, según destaca OPINION el diario cooperativo que aboga porque exista voluntad política para resolver tal problemática

El papa Francisco viajó a México, pero no de paseo. Desde que pisó el Palacio Nacional tocó la herida por la que ese país sangra a causa del narcotráfico, la desigualdad, la corrupción y otros males que están minando las bases mismas de la democracia que debiera existir en ese país.

ABC hizo notar que, según las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), desde que comenzó la guerra contra el narcotráfico, iniciada por el expresidente Felipe Calderón en 2007, se contabilizaron hasta 2014, 164.000 víctimas en México, cifra que supera la suma de muertos en ese mismo periodo, en las guerras de Afganistán e Irak, según el periodista Jason M. Breslow.

Las cifras de Breslow muestran que en Afganistán murieron alrededor de 26.000 civiles desde que comenzó la guerra en 2001; mientras que en Irak la cifra se sitúa en 160.500 muertos, desde la invasión de los Estados Unidos en 2003. Y va reduciéndose a medida que ese país rebaja su presencia. Si circunscribimos las víctimas al mismo periodo, 2007-2014, la suma de ambas guerras arrojaría una cifra de 103.000 muertos, según datos de la ONU (referidos a Afganistán) y la web Iraq Body Count.

Por eso y mucho más el Papa está preocupado. “Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte”. Esto lo dijo nada más y nada menos que frente al presidente de ese país, Enrique Peña Nieto, y otras autoridades.

Después, en la conservadora Catedral de la Ciudad de México, le jaló las orejas a la jerarquía católica con sus continuas intrigas. “¡Si tienen que pelearse, peléense como hombres, a la cara!”, les riñó a quienes no quiere ver como príncipes apegados a las riquezas materiales mientras México se desangra. “¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles!”.

Y frente a un país en el que la Iglesia católica fue perdiendo terreno, el Papa parece depositar su fe y esperanza en los jóvenes. “La principal riqueza de México tiene un rostro joven. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite proyectar un futuro, un mañana. Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse”.

Tales mensajes no solo requieren del coraje de una persona, en este caso del Papa, sino de una gran valentía por el tipo de recorrido que, además, incluye su agenda en ese país, donde por ejemplo ayer contemplaba lugares como Chiapas, Estado de México, Ciudad Juárez y Michoacán, donde no solo existe gran cantidad de excluidos, sino problemas vinculados con las actividades oscuras del narcotráfico, motivo que ha llevado a reforzar la seguridad del Santo Padre.

Incluso Michoacán formó parte durante mucho tiempo de lugares que Estados Unidos tenía en su lista negra por peligrosos para el viaje de estadounidenses, precisamente por los niveles de violencia que allá se solían registrar.

En todo caso, ojalá que esta visita del Papa a México dé luz a un país sumido en la oscuridad, la desigualdad y en los tentáculos de la corrupción y el narcotráfico porque, de otro modo, sus habitantes no vivirán nunca más en paz y con la esperanza de que algún día todos sean ciudadanos de primera clase.

Sin embargo, se sabe que tal visita no será suficiente mientras no exista la voluntad política para mover a ese país desde sus cimientos en los que habita y ha hecho raíces la desigualdad que ha dado lugar a que existan personas que se sienten de segunda y tercera clase por cómo viven y la forma en que son tratadas a diario.

martes, 16 de febrero de 2016

desde México se ha mostrado "duro con los líderes políticos" que propician los negocios, la violenta, cierran los ojos ante la iniquidad y hasta pactan con el "príncipe del mal". se refirió a las víctimas de la injusticia, el narcotráfico, lo ilícito. atendamos su verbo encendido.

Con la mirada puesta en América Latina, el papa Francisco dejó en México un duro mensaje para la clase dirigente frente a los grandes males de la región: la exclusión social, el narcotráfico y la corrupción. Durante su paso por la nación mexicana, el pontífice puso el dedo en la llaga sobre los grandes temas pendientes que los políticos no están resolviendo y, en muchos casos, son proclives a su agravamiento.

Después de décadas de democracia, economía de mercado y fortalecimiento de los Estados, las clases medias se ampliaron y bajaron los índices de pobreza. Pero la recurrencia de la corrupción, la violencia social y el creciente peso de las organizaciones delictivas vinculadas al tráfico de drogas ha puesto en duda al denominado ‘modelo latinoamericano’. En ese contexto, Francisco ha reclamado a los gobernantes que trabajen por la seguridad y la paz de los ciudadanos. Incluso, fue tajante al pedir que sean implacables con los cárteles de la droga y los “traficantes de la muerte” que han colocado a México al borde del colapso.

Con una frase sencillamente magistral, el líder de los católicos afirmó: “El sueño de Dios está continuamente amenazado por el padre de la mentira, por aquel que busca separarnos, generando una sociedad dividida y enfrentada". Por ello, remarcó que la sociedad contemporánea no necesita príncipes corruptos y mentirosos, que ocultan sus negocios privados, sino testigos de la verdad y la justicia, para transformar la vida de la gente ahora. Destacó, en ese sentido, que los líderes políticos requieren coraje profético para enfrentar estos desafíos.

En línea con el mensaje cristiano más profundo, el papa pidió específicamente a los miembros de la Iglesia católica que salgan de sus parroquias para dar ejemplo con sus conductas y sus acciones. Que el testimonio de los católicos permita abrir espacios de diálogo con los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, en particular, los indígenas, las mujeres, los jóvenes y los ancianos.

Un punto fundamental del mensaje social del papa Francisco ha sido la demanda de atención hacia los migrantes. México sigue siendo un país de migrantes hacia EEUU, muchos de los cuales mueren en el camino a manos de mafias organizadas para su tráfico y explotación. Francisco vuelve a plantear la agenda social que está pendiente para las democracias en América Latina. Ojalá los dirigentes políticos, no solo mexicanos, escuchen y pongan en práctica las reflexiones del primer pontífice latinoamericano

jueves, 11 de febrero de 2016

nuestro principal editor se refiere a Francisco, su viaje a México, su Año Santo, a la Misericordia de Dios y al libro de Alfonso Crespo...artículo publicado en Bolivia.



La Entrañable Misericordia de Francisco


Mauricio Aira

Ahora mismo Francisco emprende su tan ansiado viaje a México uno de los países mas signados por su catolicismo. Viaje con una pausa en La Habana para cumplir una extraordinaria tarea, entrevistar al Patriarca Ortodoxo de la Iglesia rusa. Escribir sobre Francisco hoy, es hacerlo sobre la Misericordia de Dios como ha querido designar al Ano Santo para vivir el Ano de la Misericordia.
Hermosa descripción del propio peregrino  “misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que se encuentra en el camino de la vida”, al mismo que se refiere el autor, un teólogo de Málaga en su obra la Entrañable Misericordia de nuestro Dios que ha caído en nuestras manos y que nos sirve de fuente para tratar de entender al Santo Padre que abrumado por la crisis y los graves conflictos que la humanidad confronta en el día nos pide a todos “los hombres de buena voluntad” recurrir a esta virtud, bálsamo divino, que aliviará nuestras angustias y preocupaciones.
La obra está dividida en cuatro capítulos que nos recuerda tanto a otros autores como León Bloy o Giovanni Papini llena de pasión, de conocimiento profundo del tema que incita a enamorarse de la Misericordia según propuesta de Antonio García Rubio su presentador. El primero describe a Dios paciente y misterioso, a Jesucristo como el rostro de la misericordia y al Espíritu Santo como guía hacia la misericordia. El segundo trata de la Iglesia casa y seno materno de la misericordia y la proclama de las bienaventuranzas y su desgranar de la parábola del Buen Samaritano. La reconciliación es tema del tercer bloque un llamado a acoger y celebrar la misericordia señalando el itinerario de la de la conversión y la fiesta del perdón. Es aquí donde está contenida la acción vital de un Pontífice que recorre nuestros pueblos, me refiero a Brasil, Ecuador, Bolivia y Paraguay y ahora México en busca de una auténtica reconciliación, del fraterno abrazo del perdón entre hermanos que tanta falta nos hace cuando todo nos ha conducido al odio, a la controversia, al engaño a la utilización de unos por otros a lo largo de toda nuestra historia, especialmente de la última década.
Termina la obra de Alfonso Crespo el párroco malagueño situando a la Familia como el hogar y la escuela de la misericordia que debe apelar sin pausa a la Virgen Maria “profeta de la misericordia” con la que la Iglesia dispersa por el mundo a los misioneros de la misericordia. Como anillo al dedo el texto en la Cuaresma que comienza para reflexionar, orar y discernir. Un libro que ayuda a caminar, cómo me recuerda aquel entrañable “Gotas de Miel” que nunca pude reencontrar y que utilicé como vademécum durante los cinco anos de difundir mi programa nocturno por Radio Pio XII, en consonancia con El Sembrador de Constancio C. Vigil, desaparecida de las librerías por razón oculta.
Otra novedad de la obra de Crespo Hidalgo es su uso didáctico como instrumento de trabajo de equipo para orar, reflexionar y accionar, dejando atrás la idea de un Dios de rostro airado, convertido en un dios menor, raquítico rencoroso, enojado con el hombre pecador. Un dios vengativo, dedicado a fustigar a unos hijos infantilizados y podridos en el pecado y la miseria. El libro ayuda a pensar que esa Misericordia está a punto de llegar con el Jubileo y la apuesta valiente del papa Francisco, al convocar este tiempo de gracia que llevará a la Iglesia a reconocerse en la eterna y novedosa imagen del Dios Padre todo-misericordioso. Un nuevo rostro de Dios por ese expreso deseo del Papa y que hade florecer en el corazón de una humanidad ahíta de un cambio profundo, de una conversión o si se quiere de una reconciliación con el Padre del que se ha venido apartando por la pasión del poder, de la fuerza, de la riqueza, del disfrute de los bienes puramente materiales.

La conversión es tarea pendiente y el llamado a la perfección ser “adulto en Cristo” nos señala un proceso de crecimiento, de madurez personal, de remontar la mezquindad humana para obtener del Creador el perdón y su Misericordia.