No sé a quién ni en qué contexto social se pronunció por vez primera tan dramática expresión, lo cierto es que se aplica a la situación que hoy vivimos en el país. Tenemos un Gobierno que no respeta a Dios ni a la Ley.
Aunque han transcurrido varios días desde la ola de robos y saqueos perpetrados a santuarios venerados por millones de católicos, nunca será tarde para expresar un vehemente rechazo a las inapropiadas expresiones del presidente Morales respecto de los obispos de nuestra Iglesia. Lo que cabe preguntarse es ¿qué hay detrás de tantas manifestaciones de rencor y descalificación a millones de católicos? Pues, si se ofende a uno solo de los pastores de la Iglesia católica, se agravia a la totalidad de los integrantes de la Iglesia. Lo que hay detrás de tanta palabrería hostil es un hombre ensoberbecido que vislumbra aterrado la posibilidad de perder el confort y el poder político en las elecciones de 2014.
Las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia boliviana no atraviesan su mejor momento, algo similar ocurre entre nuestro gobernante y varios países del continente y de Europa. Un senador electo por el voto del pueblo pandino se encuentra incomunicado en la sede diplomática del Brasil. Cientos de bolivianos se encuentran refugiados en Paraguay, Brasil, EEUU, España o Centroamérica. Varias empresas, con capital español, suizo y británico, fueron sorprendidas y confiscadas sus inversiones en Bolivia. El Estado, como en el caso de la nacionalización de acciones y capitales criollos, no da señales de querer conciliar cuentas ni respetar decisiones judiciales. En medio de un discurso presidencial nos desayunamos de la expulsión de Usaid, meses después de haber firmado un acuerdo de amistad y cooperación con Estados Unidos.
Como broche de una serie de manipulaciones a la justicia y la ley, el Tribunal Constitucional, ante una consulta introducida por el Senado, elimina el último obstáculo para que Evo Morales sea al mismo tiempo candidato y presidente en las próximas elecciones generales. Finalmente, el Órgano Electoral trabaja en la ampliación del padrón electoral y el voto de residentes bolivianos en el exterior de cuatro a 33 países.
Como se puede advertir, la estrategia gubernamental es polarizar al país entre quienes justifican todo tipo de atropellos cometidos en nombre del Estado y la reproducción del poder a cualquier precio y los indignados que deseamos que retorne el respeto a Dios, a la Ley y la igualdad de condiciones en la competencia electoral
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