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lunes, 28 de diciembre de 2015

el autor a la vez poeta y escritor expresa estos pensamientos tan llenor de fondo y de fraternidad relacionados con el Nacimiento de Jesús. susreflexiones llegan a los corazones en el silencio y la humildad de los buscadores de la paz verdadera.

Mucho hablamos de futuro y, sin embargo, apenas adquirimos compromiso colectivo alguno mostrando, en ocasiones, una insolidaridad manifiesta a través de los mismos poderes públicos, provocando humillación y menoscabo en el propio ser humano.
Precisamente, en estos días el mundo cristiano celebra la Natividad del Señor, la cita con Dios que toma vida humana en la pobreza de la gruta de Belén. Verdadera luz, o si quieren verdadera enseñanza de humildad, que debe hacernos cuando menos recapacitar para poder bajarnos de la soberbia, del orgullo, de la vanidad...; de tantas riadas de altivez en definitiva, que entre todos hemos provocado.
Ojalá reencontráramos esa fiesta, no de gente selecta, sino de espíritu humano fraternizado. Entonces sí que sería la verdadera reconciliación, la efectiva fiesta de la paz, el auténtico festín de la luz en comunión con los demás,  en vivencia y en convivencia con todos. Esto sí que sería un genuino poder armónico, en el que los extraños dejen de temer ser rehusados, en el que las lágrimas reflejen alegría y no desconsuelo, en el que las sonrisas  sean un gesto de esperanza para todos, sin ninguna discriminación. Un germen que hemos de empezar a buscar con respeto y gratitud al semejante, con la llaneza necesaria de sentirnos todos servidores de un espacio que es de todos y de nadie en particular.
El nacimiento de Jesús nos trajo la franqueza y el candor, la confianza envuelta por el amor.  Con ella vino, la paz, herencia de este sosiego del Niño, vinculada a la dependencia amorosa y filial de sus progenitores, que en la gruta de Belén toma aliento social, como soplo reconstituyente que despeja nuestra falta de oxígeno. Desde luego, será en la medida en que nos sintamos pertenecer a una única familia, como frenaremos el instinto de dominar a los demás, causa de las muchas contrariedades y contiendas sembradas. Sin duda, el intercambio de augurios navideños entre nosotros es ante todo un propósito de acción, de buenos deseos para conversar familiarmente todos con todos. Por consiguiente, esta evocación de anuncio de la Navidad, en todo caso es una bella sinfonía de creación y recreación a la sencillez, mediante la autenticidad de un obrar compartiendo, dejándose impregnar de la bondad más sublime, justo en el momento de nacer, o sea de comenzar el camino, de vivir que significa recorrer, cada día, cada momento, un tramo de experiencias que nos unen como familia.
Dios estará siempre conduciéndonos nuestra historia, pero sin grandes pedestales, sin promesas que no son, pues es en el silencio y en la oscuridad de la noche, cuando la luz se hizo poema y poema de esperanza. Que se lo digan a la multitud de migrantes, buscadores de los mejores versos de paz, vestidos con sueños saltan todas las barreras, alguno no encuentra cobijo que llevarse a los labios como caricia, a pesar de que cada uno de ellos tiene un nombre, una historia detrás y una ilusión en busca de mejores oportunidades y de una mayor protección.
En esta Navidad, como en otras Navidades nuestros corazones andan preocupados e inquietos por la persistencia de atmósferas injustas, que nos impiden amasar la verdad. Sin embargo, confesaré que me llenó de alegría que, cuando se aprobó la histórica Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, todos los dirigentes del planeta, hubiesen expresado su determinación de buscar la prosperidad y el progreso compartidos en un espíritu de solidaridad mundial. El mismo Acuerdo de París sobre el cambio climático ha constituido, a mi manera de ver, otro hito importante para nuestros pueblos. Estos logros, verdaderamente tranquilizadores, fueron impulsados por dos objetivos complementarios: no dejar a nadie atrás y construir una vida digna para todos.
El autor es escritor.

sábado, 26 de diciembre de 2015

seguro estoy que el Cardenal, de conocer este horripilante texto suscrito por Drina Ergueta, no se habría molestado, es que Julio ha estado siempre por encima de esas mezquindades e injurias que intentaron mellar su honor. esta "diatriba" sobre el Pastor reciente ido, que cita Pedro Shimose nos ayuda entender hasta dónde puede llegar el fanatismo del feminismo como doctrina

Las campanas de la catedral de Santa Cruz de la Sierra doblaban en los funerales del cardenal Julio Terrazas, cuando una periodista llamada Drina Ergueta escribía un artículo que titularía Si se hubiera llamado Julia Terrazas (sic) [Página Siete (15.12.15), Los Tiempos (15.12.15) y La Prensa (16.12.15)], furioso alegato feminista y, ante todo, una invectiva contra el difunto cardenal Julio Terrazas. La moraleja es que si Terrazas hubiera nacido mujer, se llamaría Julia y no habría llegado a ser cardenal. Lo sorprendente es que Ergueta –según sus propias palabras– trabajó como redactora en el desaparecido diario católico Presencia, de La Paz. 

Ergueta relata que, en Presencia, “el cardenal Terrazas (sin que él lo supiera) solía ser llamado ‘comandante’, por su perfil más progresista dentro del ‘alto mando’ clerical boliviano, de eso hace muchos años. De alguna manera, Terrazas varón (sic) formó parte de esa Iglesia más cercana al pueblo (sic) en momentos difíciles, protegiendo a dirigentes sindicales perseguidos en (sic) la dictadura, aunque no dejó de ser parte del sistema (sic) y, por supuesto, se mantuvo lejos de asuntos como el derecho al aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo (sic)”. 

El párrafo transcrito me permite reflexionar sobre varias cuestiones: 1) ¿qué hacía Drina Ergueta en la Redacción de un diario católico?; 2) ¿en la Redacción de Presencia se burlaban de la Conferencia Episcopal comparándola con un alto mando militar?; 3) ¿el entonces obispo Terrazas se merecía, acaso, el mote de ‘comandante’ solo por proteger a dirigentes sindicales perseguidos por la dictadura?; 4) veo que Ergueta sigue sin comprender que la Iglesia católica es una institución religiosa y no una oenegé dedicada a defender “el derecho al aborto” (sic) y “al matrimonio (sic) entre personas del mismo sexo”; 5) ¿sabe Ergueta que la doctrina católica considera que el aborto no es un derecho y no admite el ‘matrimonio gay’, porque no lo considera un matrimonio?, y 6) todos formamos parte del ‘sistema’, incluida Drina Ergueta, que, por injuriar al cardenal Terrazas, no ha dejado de ser parte del ‘sistema’. 

Drina Ergueta ha publicado su columna en nombre de la libertad de expresión, pero sucede que, en libertad, los periodistas no estamos exentos de cumplir ciertas normas elementales de cortesía y convivencia. Una de esas normas es el respeto a los muertos. No vale todo. // Madrid, 25.12.2015.

viernes, 18 de diciembre de 2015

servidor de todos. en efecto Julio Terrazas se distinguió por su vocación de servicio sin diferencia algna. al pobre y al rico, al indio y al blanco, al patrón y al obrero, a los más humiles y perseguidos. el Cardenal no olvidó a ningún boliviano que hubiese recurrido buscando su protección en unos casos y su ayuda concreta en otros. Pedro Shimose que lo conoció mucho desde Presencia. nos brinda un testimonio único. de aplaudir.

Ha muerto un servidor de todos, como él pidió ser recordado. El cardenal Julio Terrazas (Vallegrande, 07.03.1936 – Santa Cruz de la Sierra, 09.12.2015) predicaba que todo poder es nada, si no tenemos caridad, es decir, si no fundamentamos nuestro amor al prójimo en el amor a Dios, expresión de la auténtica fraternidad. Él encarnó la fe, la esperanza y la caridad en un pueblo desmoralizado y descreído por la traición continua de sus gobernantes. Cargó sobre sus espaldas la cruz de la incomprensión y la ingratitud. Se enfrentó a quienes hacen la historia y defendió a quienes la padecen: mineros, indígenas, mujeres, niños, ancianos, minusválidos, drogadictos, perseguidos políticos de todos los pelajes, enfermos abandonados a su suerte, presidiarios hacinados en cárceles inmundas y sin amparo legal… Los dictadores lo tildaron de “comunista”, siendo obispo auxiliar de La Paz; los demócratas, de “agitador social”, siendo obispo de Oruro; los conservadores, de “izquierdista”, siendo arzobispo de Santa Cruz, y los masistas, de “hacer política” cuando –ya designado cardenal– lo acusaron de ser “representante de la derecha separatista” por haber censurado (en sus homilías) el abuso de poder, el narcotráfico, la justicia corrupta y la agresión a los indígenas del Tipnis. 

Mientras él sufría en silencio las diatribas de la sinrazón, circulaban comentarios ruines sobre este “líder del sindicato católico”. Unos decían que era “un camba comecollas”, mientras otros se alegraban de sus infortunios porque “cosechaba lo que había sembrado”, después de haber defendido y socorrido a indigenistas y sindicalistas de toda laya. Muchos de sus ofensores no eran precisamente ateos militantes, sino católicos de misa dominical. Pero no todo ha sido ingratitud. Citaré el caso de Domitila Chungara (+), que, en el siglo XX, luchó contra las dictaduras y acabó, en el siglo XXI, enfrentada a las ‘bartolinas’ del MAS, cuando estas atacaban al cardenal. Mujer de carácter, Domitila fue ninguneada y vivió pobre y sola hasta su muerte, en Cochabamba, según testimonio del líder minero Simón Reyes (+).

El cardenal fue un apóstol de las causas justas, un hombre tranquilo que sufría por dentro, un católico dialogante en un mundo desesperado. Así transcurrió su rica existencia. Murió rezando por la redención de su Iglesia extraviada en el pecado, pidiendo perdón por los errores cometidos y predicando, con valentía y audacia, un cristianismo auténtico. Enfermo, soportó el via crucis de sus múltiples dolencias con la dignidad y la fortaleza de un santo. El cardenal Terrazas ha muerto, pero su magisterio sigue vivo. Muerte, ¿dónde está tu victoria? // Madrid, 18.12.2015
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martes, 15 de diciembre de 2015

un amigo Príncipe de Verdad. se refiere Paulovich a Julio Terrazas el cardenal boliviano que acaba de dejar este mundo. ha sido sepultado en la Catedral de SC, en una cripta especial donde podrá ser venerado por el pueblo católico en forma permanente. Paz en su tumba.

Mi corresponsal en el  Palacio Real de la plaza Murillo, la periodista cochabambina que se encarga de salpimentar esta columna a la que yo pretendo imprimir un fondo de seriedad en medio de tanto “hualaycherío” que impera en nuestro país, jamás ocultó su orgullo de alternar en los pasillos y oficinas con personajes importantes que vanidosamente creen ser descendientes de la Reina de Saba y descendientes del Rey Salomón, célebre por su sabiduría y su riqueza.
Sin el ánimo de apagar su vanidad tan humana, le solté uno de mis latinajos preferidos: “vánitas vanitatem, et omnia vánitas” que quiere decir “vanidad de vanidades y todo es vanidad”, sentencia que asimiló inmediatamente la cholita periodista para situar mejor, o calibrar mejor la realeza de quienes hoy mantienen la supremacía  del mandamás en el Estado Plurinacional, Multilingüe y Folklórico donde vivimos.
Sin mayores preámbulos dije a mi comadre: – Quiero contarle que yo conocí de verdad a un auténtico Príncipe nacido en Vallegrande y que se llamaba Julio Terrazas Sandoval.
La cholita valluna abrió más aún sus chaskañawis y me manifestó que había escuchado hablar de este personaje en el Palacio Real de la plaza Murillo aunque se dio cuenta inmediatamente que el cardenal Terrazas no era muy querido entre los dialogantes palaciegos.
Inmediatamente traté de explicar a mi dependiente periodística, haciéndole conocer que la Asociación Nacional de la Prensa concedió por vez primera el Premio “Libertad” al Cardenal Julio Terrazas, una distinción nacional que se otorga a ciudadanos que defienden ese preciado don divino y humano.
La cholita preguntona me pidió que le explicase la razón por la cual yo sostenía que el Cardenal Julio Terrazas, nacido en Vallegrande, era un Príncipe, explicándole que nuestra Santa Madre Iglesia es gobernada por el Papa, pero quienes eligen a este son los cardenales, quienes por ese alto honor reciben el noble título de Príncipes de la Iglesia.
La humilde cholita cochabambina nacida en Quillacollo se santiguó y me dijo humildemente que el cardenal Julio Terrazas Sandoval era un auténtico Príncipe, defensor de nuestra Libertad, mientras que los varios reyezuelos que conoce en medio de sus quehaceres periodísticos son reyezuelos de Pacotilla, con excepción de Evo que sigue siendo su ídolo, lo cual no le impedirá invocar con devoción al insigne Cardenal vallegrandino cuyos restos reposan en un altar de la Catedral de Santa Cruz.
Descanse en paz mi único amigo Príncipe de verdad.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

ha muerto el Cardenal Terrazas. Príncipe de la Iglesia Católica

sentida condolencia a la Iglesia Católica Boliviana.

A la familia del Cardenal en Vallegrande y Santa Cruz. 

a todos los bolivianos que siendo o no creyentes, que

siguieron de cerca el andar de este luchador por los 

Derechos Humanos y por la Libertad y la Justicia. 


Que Dios lo tenga en su gloria!