esa enorme muchedumbre de bailarines recorre los aproximadamente 10 kilómetros por en medio de la ciudad de Oruro para llegar finalmente después de la Avenida Cívica a la explanada de la Basílica de la Virgen del Socavón, una capilla relativamente pequeña, en la que los bailarines ya con el rostro descubierto se arrastran de rodillas hasta el Altar donde renuevan sus promesas de fidelidad y devoción y le piden la gracia de bailar tres, cinco, diez años continuados como agradecimiento por las bondades que reciben de la Providencia y por la intercesión de la "mamita candela" como el pueblo la llama.
tratándose de una peregrinación, es decir un recorrido no carente de esfuerzo y dolor, recordemos que los morenos y los diablos llevan pesos de diez y hasta más kilos sobre los hombres por los disfraces y máscaras, la culminación es el Templo donde se disuelve el grupo, manana volverán a reunirse para realizar otro recorrido y el lunes y martes bailarán por zonas...y en grupos especiales...para terminar los cuatro días consagrados a esta muy honda tradición católica, mezclada con el antiguo paganismo de los pobladores que adoraban piedras, astros, fetiches...y que el sincretismo religioso de los misioneros de los primeros años tuvo la virtud de transformarlos en elementos de Fe.
Aquí el Obispo de Oruro, Stanislao ingresando al atrio, seguido de obispos visitantes y sacerdotes de la diócesis de Oruro...
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