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sábado, 1 de agosto de 2009

el cardenal Cipriani primado de Perú replica las críticas por su homilía del 28, Día del Perú. implacables contra el que quiera desunirnos, ha dicho


El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, defendió hoy su derecho a hacer comentarios políticos, después de que recibiera fuertes críticas por usar el Te Deum del Día Nacional del Perú, el martes 28 de julio, para denunciar una supuesta injerencia extranjera en los asuntos internos del país."Si la política es toda acción humana que pretende ayudar a los demás, toda la vida es política. Lo que pasa es que eso que no debo intervenir, lo dicen los enemigos que hacen una crítica fácil para que me calle", afirmó Cipriani.Según el cardenal, el deber de la Iglesia es iluminar sobre los riesgos que se pudieran estar corriendo.Cipriani alertó en el Te Deum de una supuesta penetración política extranjera en el Perú. "No debemos ceder a esa mancha viscosa de una ideología que pretende extenderse por nuestro continente, queriendo someter con el sucio dinero la violencia populista", comentó en la ceremonia del martes."Estamos verificando el resurgimiento de mesianismos prometedores, que ya se demostraron enormemente dañinos en las décadas de los sesenta y los setenta", añadió en esa ocasión el cardenal, en lo que para analistas fue una obvia referencia a los gobiernos de Venezuela y Bolivia."La patria reclama de todos unidad inquebrantable frente a intentos de intromisión extranjera, de asuntos internos. Debemos ser implacables con aquel, sea quien sea, que pretenda desunirnos en aras de sueños quiméricos", agregó.En la ceremonia en la Catedral de Lima, con la que históricamente se inician las celebraciones del Día Nacional, estaban el Presidente Alan García y los principales dignatarios del Estado.Cipriani, de 65 años, primer cardenal del Opus Dei en el mundo, nunca ha ocultado sus inclinaciones políticas y fue especialmente controvertido durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) por su explícita identificación con ese régimen.El arzobispo, duro crítico de los grupos de derechos humanos, dijo además en el Te Deum que en las denuncias contra militares y policías por lo ocurrido entre 1980 y 2000 hay "venganza ideológica y odio".

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