Obispos: el narcotráfico y corrupción son flagelos en crecimiento en Bolivia
La Paz, 4 Ago (Erbol).- Los Obispos de la Iglesia Católica expresaron este miércoles que la corrupción y el narcotráfico en Bolivia son los flagelos que constataron que está en crecimiento sembrando una cultura de muerte.
“Constatamos con honda preocupación que los flagelos de la corrupción y del narcotráfico, actividades radicalmente insolidarias y criminales, en las que están involucrados también cárteles internacionales, continúan creciendo en el país”, indica un párrafo del comunicado oficial de los Obispos de Bolivia.
En el documento, dado a conocer a los medios de comunicación en ocasión de la celebración de los 185 años de fundación del país, se agrega también que está en aumento el número de jóvenes y adolescentes bolivianos que son víctimas de esta “lacra social”, que es la droga.
“Ante la envergadura e implicación de este fenómeno (de la droga) hace falta una reacción de toda la sociedad y particularmente de las autoridades, para contrarrestar su expansión e impulsar la cultura de la vida”, indica el pronunciamiento.
COMUNICADO:
LA PATRIA: CASA DE TODOS
El 6 de agosto de 2010 los bolivianos conmemoramos 185 años de la fundación de la República, en medio de un complejo proceso de transición y transformación hacia un Estado Plurinacional y con autonomías. En este aniversario de la Patria, los Obispos de Bolivia hacemos llegar nuestra voz de aliento, solidaridad y esperanza a los ciudadanos de todas las regiones y culturas.
Desde los inicios de la independencia nacional se ha recorrido mucho camino, con esfuerzos y sacrificios, hacia una patria libre en la que los principios democráticos nos han permitido entendernos, superar momentos de conflicto y avanzar hacia la construcción de un ideal común.
La Iglesia partícipe de la construcción del país
Como Iglesia, desde nuestra fe en Jesucristo, hemos participado activamente en este proceso. Hemos contribuido a superar momentos de confrontación, hemos alzado nuestra voz cuando las injusticias han traído sufrimiento y dolor a los más desfavorecidos y, sobre todo, cuando regímenes dictatoriales y represivos, que tampoco han faltado en este camino, han conculcado los derechos humanos civiles, sociales y políticos.
Debemos aprender del pasado, para seguir con los logros y los avances y para evitar errores y retrocesos, con miras a construir un futuro de esperanza y comunión para todos los bolivianos.
Avances y esperanzas
Sin duda el presente momento histórico está cargado de proyectos y deseos de construir una sociedad más equitativa, con signos alentadores, como el reconocimiento de la diversidad y la riqueza cultural de nuestros pueblos y el justo proceso de inclusión de los hermanos indígenas.
El avance de la igualdad en la construcción de la sociedad, sin marginaciones ni exclusiones, ni antiguas ni nuevas, es un verdadero signo del crecimiento constante del Reino de Dios en la justicia y la verdad.
Amenazas en el momento actual
Sin embargo, sobre este proceso se ciernen amenazas, que pueden dejar sin efecto todo lo positivo que este momento peculiar puede traernos.
El reconocimiento de las diferencias culturales no nos debe hacer perder de vista la igualdad fundamental de todos los bolivianos en cuanto seres humanos, “creados a imagen y semejanza de Dios” Cfr. Gén 1,26; ni tampoco los valores comunes, construidos a lo largo de nuestra historia, que nos identifican y unen.
Ambiente de confrontación social
El ambiente de tensión y confrontación social que se vive casi constantemente ha hecho que en varias ocasiones se haya violado el respeto a la persona humana y sus derechos fundamentales.
La primacía de la persona humana y el bien común son los principios básicos que tienen que guiar el accionar público y privado, y están por encima de las ideologías. Nada puede justificar la violación del derecho a la vida y a la libertad de las personas. El fin, por noble que sea, no justifica los medios; si estos son injustos, todo lo que se pueda lograr estará viciado de raíz por la injusticia.
Clima de miedo y desconfianza
La verdad y la justicia se imponen por su misma fuerza interna. No hay que temer a las ideas diferentes. No podemos caer en la tentación del pensamiento único, excluyente del diálogo, que impone, amedrenta, criminaliza y rehúye la riqueza de la confrontación de ideas diferentes, base de toda democracia madura. Esta actitud siembra un clima de desconfianza y miedo, que impide la libre expresión de las personas, la construcción de un modelo de sociedad consensuado y la convivencia justa y pacífica.
La justicia que, en muchas ocasiones, ha sido en nuestra patria un instrumento al servicio del poder económico y por eso está tan desacreditada en especial entre los más pobres, actualmente está cayendo en el peligro de supeditarse a intereses políticos, de forma que sigue creando desconfianza.
Los flagelos del narcotráfico y la corrupción
Constatamos con honda preocupación que los flagelos de la corrupción y del narcotráfico, actividades radicalmente insolidarias y criminales, en las que están involucrados también cárteles internacionales, continúan creciendo en el país y está creando una cultura de muerte. Aumenta el número de nuestros jóvenes y adolescentes bolivianos que son víctimas de esta lacra social que es la droga. Ante la envergadura e implicación de este fenómeno hace falta una reacción de toda la sociedad y particularmente de las autoridades, para contrarrestar su expansión e impulsar la cultura de la vida.
Valores cristianos para la convivencia fraterna
Las fiestas patrias deben ser ocasión propicia para examinar sobre qué fundamento estamos construyendo el Estado Plurinacional.
“Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.”, nos recuerda el apóstol Juan (Jn 4,16). Estas palabras evangélicas expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino donde quiera que se encuentre y en el momento histórico que le toque vivir.
Nos parece oportuno también proponer a los creyentes y a toda persona recta que crea en el diálogo y el entendimiento, como medios para la construcción de una patria para todos, estas palabras de San Pablo: “Nada hagan por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismos, buscando cada cual no su propio interés, sino el de los demás” Fil 2, 3-4.
Que sepamos situarnos por encima de los intereses partidistas e ideológicos para buscar juntos los caminos de esperanza, progreso, convivencia, igualdad, libertad y justicia por los que clama nuestro pueblo.
Que la Virgen del Carmen, venerada como Patrona de nuestra tierra, nos acompañe y oriente en la construcción de una Patria, casa para todos los bolivianos.
DIOS BENDIGA A NUESTRA PATRIA.
Los Obispos de Bolivia
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