El salmo 100 es una excelente oración de un gobernante justo. ¡Si muchos de los gobernantes lo tuviesen presente, otro gallo nos cantara! Lo primero que tiene en cuenta es: "Voy a cantar la bondad y la justicia”. Tiene presente que sin justicia nada es válido.
“Andaré con rectitud de corazón, no pondré mis ojos en intenciones viles” No siempre les es fácil a los hombres de gobierno actuar con rectitud, hay tantas cosas que se les anteponen a ésta, miles de propuestas poco nítidas, le son puestas ante sus ojos, servidas en bandeja, que es difícil no caer en la tentación.
“Pongo mis ojos en los que son leales, ellos vivirán conmigo”. Saber escoger a los que tienen que colaborar en el gobierno, requiere libertad de espíritu. Se requiere clarividencia y huir de partidismos. “No habitará en mi casa quien comete fraudes; el que dice mentiras no durará en mi presencia”. En una palabra, el que quiera gobernar justamente no puede rodearse de gente fraudulenta y poco clara.
Este salmo parece un discurso de un rey el día de su coronación, pero bien mirado todos tenemos responsabilidades mayores o menores, así que bien nos lo podemos aplicar personalmente y pedirle a Dios que nos conceda esta rectitud y limpieza de corazón expresadas en el salmo. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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