En el tradicional tedeum por el Día de la Declaración de la Independencia, el arzobispo de Tucumán, Luis Héctor Villalba, pronunció una homilía que la presidenta Cristina Kirchner pudo interpretar como una velada crítica a su gobierno, por cuanto exhortó a la clase dirigente a desarrollar las "virtudes del amor, la benevolencia y la mansedumbre", mientras que criticó la "prepotencia" y el "hablar mal del otro".
Llamó a la clase dirigente a "edificar la patria", privilegiando los "gestos valientes" de diálogo y la "convergencia positiva" por encima de las "parcialidades".
La presidenta Cristina Kirchner, vestida con un tapado a cuadros, negro y blanco, y pañuelo al cuello en tonos lila, estuvo acompañada por su gabinete y, por momentos, acusó recibo de los dichos del obispo.
"El país reclama honestidad y transparencia -dijo Villalba-. El manso no guarda rencor; no es vengativo. No da vueltas sobre la ofensa recibida; no reabre las heridas. No se altera; mantiene la propia compostura."
Villalba consideró: "La mansedumbre no pone en el primer lugar el poder y la supremacía. Por el contrario, sabe hacer gestos valientes, de paz, de diálogo".
En lo que constituyó el primer mensaje de la Iglesia después de la dura derrota electoral del Gobierno en los principales distritos del país, monseñor Villalba añadió que el país requiere "hombres virtuosos" en todos los niveles de la sociedad y que esas virtudes deben estar en quienes "tienen mayores responsabilidades políticas, económicas, sindicales, culturales y religiosas".
Señaló, además, que esas virtudes se deben dirigir "a esa inmensa multitud de hermanos que necesitan pan, trabajo, educación, seguridad y paz" y que se debe actuar con amor "al prójimo en toda circunstancia".
Y completó: "La virtud de la benevolencia lleva a no tratar mal al otro, a no hablar mal de nadie. Nos hace amplios y de mente abierta. No se debe tener como prédica destructiva para afirmar posturas propias".
El año pasado, monseñor Villalba había aludido también a la necesidad de diálogo en su homilía del 9 de Julio. Pero aquel día, en uno de los momentos más dramáticos del conflicto del Gobierno con el campo, la Presidenta faltó al tedeum y sólo concurrió al acto político por el Día de la Declaración de la Independencia.
Ayer, en cambio, Cristina Kirchner siguió con atención cada palabra del arzobispo de Tucumán.
"La benevolencia privilegia la convergencia positiva. Supera las parcialidades y ve el conjunto, que es el fundamento para promover el bien común. El bien común siempre pedirá el sacrificio de algún aspecto particular y la pretensión de afirmar de manera absoluta el propio punto de vista", aseveró el prelado.
Luego del tedeum, la jefa del Estado rindió homenaje en la Casa Histórica a los próceres que en ese solar declararon la independencia en 1816. Casi como si se hubiera inspirado en las palabras de Villalba, sacó a relucir el mensaje del diálogo político por primera vez luego de un largo tiempo.
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