A las 13:00 horas del jueves una embolia, que lo dejó postrado en cama por cuatro días, cegó la vida del padre Enrique, quien fue un testimonio vivo de dedicación, sacrificio y sabiduría para quienes tuvieron la oportunidad de acompañarlo en su largo recorrido por la vida de 103 años y cinco meses.
Oriundo de Toco, el padre Jiménez dejó en cada una de sus obras el amor por la vida y el prójimo. Sus amigos y familiares recuerdan su travesía en los campos de batalla durante la Guerra del Chaco, como Capellán Militar con grado de Capitán.
El religioso encomendaba su protección espiritual a la Virgen de Santa Teresita del Niño Jesús. Impulsó importanes obras como la declaración a la Virgen de Copacabana como patrona de la Policía Boliviana, institución donde fue Capellán por 5 años.
Durante la misa de cuerpo presente, miembros del clero boliviano expresaron su agradecimiento y admiración por las innumerables obras de Jiménez en Punata, Jaihuayco, Toco, Vinto, Quillacollo, Sarco y Cala Cala.
Los restos del padre Jiménez fueron trasladados a un lugar especial reservado para ciudadanos meritorios del departamento. “Hermano Enrique, que sea hasta pronto, seguiremos también tu camino”, fueron las palabras de despedida de su hermano, Jorge Jiménez. (De OPINION, Cb.)
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