Presentación del libro de Teresa de Jesús
Carlos Ros presenta «Teresa de Jesús, esa mujer» (San Pablo)
«Teresa de Jesús era muy normal y tenía un gran sentido del humor»
Doctora de la Iglesia
El hombre que realmente más apoyó a Santa Teresa fue Jerónimo Gracián
A Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582) se la puede conocer por numerosos epítetos, como mística, doctora de la Iglesia, santa, poetisa... Sin embargo, lo más sobresaliente de todo es que fue un mujer adelantada a su tiempo que supo como nadie moverse en un siglo como el XVI en donde dominaban los hombres. Esta perspectiva es la que estudia Carlos Ros en la biografía «Teresa de Jesús, esa mujer» (San Pablo), libro que será presentado el próximo día 3 en el monasterio de San José (Las Teresas). Lo entrevista Ángel González-Barba en ABC.
En esta obra el sacerdote y escritor ha retratado sucesos que muchas veces han sido poco conocidos o que, simplemente, fueron tergiversados con el paso del tiempo. «Es un libro que está muy documentado y que es muy periodístico, como todo lo que escribo, con un lenguaje que sea accesible sencillo para los lectores», recalca Carlos Ros.
Este libro viene a completar los estudios que ha realizado este autor sobre el entorno teresiano, ya que en los últimos años ha publicado tres biografías sobre los herederos más inmediatos de la idea fundacional de Teresa de Jesús, como son Jerónimo Gracián, María de San José y Ana de Jesús. Y ahora le falta un quinto libro sobreSan Juan de la Cruz.
Esta obra viene a rectificar algunas lagunas que existían sobre la santa y que no eran del todo correctas. Así, el autor aclara que en verdad Santa Teresa fundó conventos tanto para mujeres como para hombres. Además, la sociedad machista que le tocó vivir en el siglo XVI también le afectó cuando fue nombrada Doctora de la Iglesia en el siglo XX. Dicho nombramiento se lo propusieron a Pío XI en 1926, pero éste lo declinó respondiendo «Obstat sexus» (el sexo es un obstáculo). Dicho Papa sí admitió a San Juan de la Cruz como Doctor. Tuvo que venir el Concilio Vaticano II cuando por fin los aires renovadores llegaron a la Iglesia y Pablo VI la proclamó Doctora el 27 de septiembre de 1970.
Pese a que la santa tuvo muchas experiencias místicas, dedicó toda su vida a la fundación de conventos y escribió libros de la profundidad de «Las moradas», Carlos Ros subraya que era también «una persona muy normal con un gran sentido del humor». Ella misma decía: «Dios me libre de santos encapotados», además de admitir que «entre los pucheros anda el Señor».
Aunque Santa Teresa convivió unos años junto a San Juan de la Cruz en Ávila, apenas se conservan algunas de las cartas que ambos se intercambiaron: «San Juan las quemó casi todas, además era una persona a la que le gustaba ir a su aire, aunque fue el primer hombre que se descalzó», abrazando la reforma carmelita de la santa, dice el autor. Sin embargo, Ros matiza que el hombre que realmente más apoyó a Santa Teresa fue Jerónimo Gracián, del que sí se conservan muchas de las misivas que ella le envió, y que se constituyó en su verdadero discípulo. Cuando falleció la santa, éste fue expulsado de la orden.
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