El Cardenal Terrazas hizo esa reflexión en el marco de la celebración de la Misa de Acción de Gracias por el Tercer Aniversario de la Misión Permanente en Bolivia de la Iglesia Católica Boliviana que lleva el mensaje de “salir a evangelizar, escuchar, aprender y anunciar el verdadero mensaje de la palabra de Jesús”.
“Si hemos escuchado al Maestro, si realmente hemos tratado de aprender como discípulos ya no nos queda más (...) sería triste una Iglesia que teniendo la palabra de vida, prefiera los silencios, una iglesia que teniendo que hablar con valentía prefiera ocultarse en sus templos o en sus casas. Hay que saber anunciar y hacerlo al estilo de aquellos que tuvieron un contacto inmediato con el señor, sin vacilar, con alegría, con optimismo”, dijo el Cardenal en la misa que concelebró en la Catedral de Cochabamba en compañía del señor Nuncio Apostólico, Giambattista Diquattro y todos los obispos de las jurisdicciones eclesiásticas de Bolivia.
El representante de la Iglesia Católica invocó al pueblo de Bolivia y de manera concreta “al pueblo creyente”, anunciar las enseñanzas de Jesús resucitado y no dejarse confundir por “tantos mensajes que distorsionan la verdad o que señalan caminos equívocos”.
“Ahora que hay tantos anuncios en todas partes, ¿Cuál es el anuncio que tenemos que dar nosotros los creyentes, los cristianos, los hombres y mujeres de fe?, ¿cuál es el anuncio que el Señor ha dado a nuestro pueblo en medio de tantos mensajes que distorsionan la verdad o que señalan caminos equívocos? Ese anuncio es la resurrección y tenemos que anunciarlo quitándonos la venda de los ojos, mirando la vida por encima de las amenazas para que nadie arrincone al Señor a su gusto y semejanza y lo utilice sólo en ciertos momentos de su vida”, dijo.
En medio de anuncios fatalistas el Cardenal invocó a todos los fieles se capaces de salir a hablar de Cristo resucitado que nos recuerda a todos que nuestra existencia no termina en los sepulcros. Dijo que a pesar de ello la Iglesia Católica debe dar un amplio respaldo a la infancia misionera, peor que ello no exime a los adultos a también asumir la misión de predicar la palabra de Dios a pesar de las amenazas “por signos de muerte que se multiplican cada vez más”.
A manera de ejemplo cito la labor que realizó el Papa Juan Pablo II en su lucha por la liberación de los totalitarismos y “devolver en el mundo el espacio Dios el salvador de todos y con el debemos alegrarnos a llevar esa luz por encima de todas las dificultades, más allá de si es o no aceptado”, dijo.
“Permanentemente tenemos que nosotros que dar testimonio de esa experiencia que sentirnos cuando nos encontramos con el señor de la vida. No es un día sí y otro no sino que la misión debe ser sangre de nuestra sangres y vida de nuestra propia vida”, concluyó.
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