Cada año que pasa se hace más evidente que el papa Wojtyla ha sido una personalidad fuera de lo común. En esta afirmación no hay nada retórico. Se trata de una constatación.
Después de todas las emociones que estos acontecimientos hicieron vivir, no es fácil retornar a la enfermedad, la muerte y los funerales de Juan Pablo II. Marco Politi lo hace en este libro devolviéndonos el dramatismo de aquellos momentos. Ahora nos damos cuenta mejor de la importancia de aquellos días. Sin embargo, en este mundo nuestro, tan acelerado y sentimental, acontecimientos y personajes que en un momento determinado nos parecieron decisivos pasan rápidamente con el desvanecimiento y la superposición de las emociones. A través de estas eficaces y apasionadas páginas, el autor ha querido fijar las principales imágenes, los mejores recuerdos y sensaciones de aquellos días entre febrero y abril de 2005: «Este es el relato de una conmoción», escribe.
Este texto no es un libro de carácter historiográfico o de interpretación sobre el pontificado que concluyó hace pocos años. Es algo menos usual: es el relato de la emoción de un vaticanista y de un hombre que ha admirado la figura del papa, aunque no haya compartido todas sus opciones. De aquí surge un testimonio intenso de la débil y sufriente grandeza de Karol Wojtyla.
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