Elementos de santidad también en otras Iglesias Cristianas.
Desde el Vaticano, los comentarios sobre el documento que habla de la singularidad de lo católico, pero también de las otras que profesan su veneración por Cristo Nuestro Señor. Tomar en cuenta para evitar las especulaciones que ya han empezado por interlocutores interesados:
Yo creo que no, porque al reconocer claramente estos elementos de santificación y de verdad que poseen las otras Iglesias, -según dice el Documento, citando el Decreto sobre Ecumenismo del Concilio,el Espíritu de Cristo no deja de servirse de estos elementos que existen en las Comunidades separadas de la Iglesia católica, como instrumentos de salvación, no podemos decir que haya una actitud exclusivista. La Iglesia católica reconoce estos elementos de gracia y de verdad, numerosos elementos, de tal manera que no podemos decir que sea exclusivista en el sentido de que solamente reconozca estos elementos dentro de la Iglesia católica. Eso sería propiamente la actitud exclusivista. La Iglesia católica reflexiona profundamente sobre su identidad con la convicción de que en ella subsiste, de que hay una plena identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia católica, pero esta identidad no excluye, más aún, incluye de alguna manera estos elementos de santificación y de gracia; por tanto no estamos en una actitud exclusivista.Mucha gente va a decir que la Iglesia es intransigente, pero ¿no es verdad que para un diálogo hay que delimitar lo irrenunciable del anuncio de Cristo?No podemos hablar de intransigencia desde el momento en que nosotros queremos reflexionar sobre la identidad propia. La iglesia no puede renunciar a la reflexión sobre su propia identidad y eso no es una actitud intransigente porque nosotros respetamos siempre la libertad de los demás y reconocemos los valores que existen en los demás, lo que pasa es que la Iglesia no puede renunciar a sí misma. La iglesia tiene que profundizar siempre sobre su misma identidad y a esa identidad no puede renunciar, sería una infidelidad a Cristo renunciar a la propia identidad de la Iglesia Católica.Yo lo formulo en Radio Vaticano diciendo que si el mensaje de Cristo defiende el amor al hombre y renunciamos a él, la Iglesia dejaría de ser dogmática, pero entonces nos perderíamos en los relativismos que denuncia Benedicto XVI.La Iglesia Católica no puede renunciar a sus principios, no puede renunciar a sus dogmas de fe. No por una actitud dogmática en el sentido negativo de la palabra, sino por fidelidad a sí misma, por fidelidad al Señor, a la revelación que Dios nos ha hecho de sí mismo. Hay unos principios doctrinales, hay unos principios morales que la Iglesia tiene que defender siempre por respeto y por fidelidad a Dios nuestro Señor y a las enseñanzas de Jesucristo. Si la Iglesia defendiendo estos principios es considerada por algunos como dogmática en sentido negativo de la palabra, entonces nosotros tenemos que procurar hacer ver cómo estos principios no se cierran nunca al diálogo; que la Iglesia trata de explicar, también con argumentos de razón, que estos principios son los que tratan de defender al hombre, de que el hombre no sea manipulado, de que el ser humano sea siempre respetado en su integridad y en su dignidad, esa dignidad que Cristo nos enseña a reconocer en cada uno de nuestros hermanos. No olvidemos que el Señor nos dice que Él está presente en los pobres, “en sus hermanos pobres”. Por consiguiente, la Iglesia tiene que ser firme y no puede dejar de ser firme en el mantenimiento de estos principios, por fidelidad a Dios y a sí misma. Eso no es una actitud intransigente… Intransigente es cuando no hay diálogo, cuando nos cerramos a reconocer las razones de los demás y la Iglesia nunca se cierra al diálogo, nunca se cierra a reconocer lo que pueda haber de justo en el razonamiento y en las verdades y en las opiniones de los demás… A eso nunca nos cerramos. No. Pienso que la Iglesia no quiere cerrarse a esto.
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