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viernes, 11 de mayo de 2007

Preocupado por la pobreza y la herejía

Con el encuentro mantenido esta tarde con los obispos de Brasil, Benedicto XVI clausura su estancia en la ciudad brasileña de Sao Paolo, ya que dentro de una media hora, viajará a Aparecida, segunda y última etapa de su visita a Brasil. Nuestra compañera Alina Tufani Díaz nos ofrece más datos de cómo serán las próximas hora del Pontífice en Brasil.El encuentro con los obispos brasileños ha tenido lugar en Catedral da Sé, en el centro de la ciudad de Sao Paolo. Allí, más de cuatrocientos obispos esperaban al Papa a su llegada al templo, donde antes de pronunciar su homilía, el Santo Padre ha celebrado las Vísperas en portugués. Seguidamente el Pontífice ha exhortado en su homilía a los miembros del episcopado brasileño a seguir estudiando cada día el Evangelio, a transmitirlo a todas las gentes y a luchar por formar a las clases políticas y empresariales en los valores de la igualdad.En su densa homilía recogida en ocho puntos, el Santo Padre ha lanzado un mensaje directo a los obispos brasileños: “El Papa ha venido a Brasil para pedir que, tras la Palabra de Dios, todos los Venerables Hermanos en el Episcopado sepan ser portadores de salvación eterna para todos aquellos que obedecen a Cristo (…) No basta con observar la realidad a partir de la fe personal –ha proseguido el Pontífice- es necesario trabajar con el Evangelio en la mano y apoyarse en la auténtica herencia de la Tradición Apostólica, sin interpretaciones motivadas por ideologías racionalistas”. En esta misma línea ha proseguido el Pontífice, señalando a los obispos brasileños la necesidad de redescubrir y apreciar la obediencia a las normas litúrgicas, como “moderadores de la vida litúrgica de la Iglesia”, lo que significa “dar testimonio de la Iglesia misma, una y universal, que se asienta en la caridad”. Benedicto XVI ha reconocido la dificultad por la que atraviesa la Iglesia en los tiempos presentes, a causa de los ataques contra la santidad del matrimonio y de la familia, contra la vida humana, y contra la dignidad del ser humano. Pero confiad, ha dicho el Papa, “la Iglesia es santa e incorruptible” (cfr Ef 5, 27), como decía san Agustín: “La Iglesia vacilará, si vacila su fundamento; pero podrá ¿vacilar Cristo? Visto que Cristo no vacila, la Iglesia permanecerá intacta hasta el fin de los tiempos” (Enarrationes in Psalmos, 103, 2, 5; PL 37, 1353). Y centrándose en los problemas que afligen a Brasil, el Papa ha señalado la cuestión de los católicos que abandonan la vida eclesial. “Parece claro que la causa principal de este problema –ha dicho el Papa- pueda ser atribuida a la falta de una evangelización en la que Cristo y su Iglesia estén al centro de toda dilucidación”, porque las personas más vulnerables al proselitismo son aquellas que tienen una fe débil. Por lo tanto hay que transmitir los valores de la fe con el Evangelio en la mano.Otra de las cuestiones que más preocupa a los miembros del episcopado brasileño es la desigual distribución de la riqueza. “Es necesario –ha dicho el Papa al respecto- formar en las clases políticas y empresariales un espíritu genuino de veracidad y de honestidad. Aquellos que juegan un papel de liderazgo en la sociedad tienen que intentar prever las consecuencias sociales, directas e indirectas, a breve y largo plazo, de las propias decisiones, actuando según criterios de maximización del bien común, en vez de buscar beneficios personales”.El Papa ha saludado los obispos brasileños con una petición: “Que prosigáis y trabajéis siempre, como ya estáis haciendo, en la concordia, teniendo como fundamento una comunión que en la Eucaristía encuentra su momento culminante y su manantial inagotable”. Precisamente los obispos han mostrado su deseo de seguir trabajando en este sentido al finalizar la Asamblea Plenaria del Episcopado Brasileño dedicada al tema “Hacia la Conferencia de Aparecida”. Alina Tufani Díaz desde Brasil ha podido entrevistar al respecto al arzobispo de Aparecida y al de Sao Paolo.

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