El creyente y fiel discípulo sigue las enseñanzas del Maestro, defendiendo la vida, sin dejarse perturbar por sofismas ni por palabras inútiles y llenas de odio, por el contrario hay que aportar con palabras de vida a pesar de las amenazas, señala el Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, cardenal Julio Terrazas.
“¡Nadie puede disponer de la vida del otro! y menos hacer que otros dispongan de ella. No se puede bendecir lo que es injusto, lo que es mortal, lo que es veneno público” sentenció el Presidente de la CEB y Arzobispo de Santa Cruz en el mensaje a los laicos.
Este viernes, en un encuentro con alrededor de 1.500 laicos y agentes pastorales, el Cardenal celebró sus 50 años de servicio sacerdotal, de acuerdo con el informe del Arzobispado.
APORTAR
El Cardenal señaló que “los fieles, nosotros los creyentes, no podemos tragarnos todo lo que se dice de manera autoritaria, pero tenemos sí que aportar con lo nuestro, palabras sencillas, palabras de vida, palabras de Dios que habla a cada uno, que le habla al hombre y a la mujer de hoy”.
Dios no habla con “sofismas aprendidos de memoria o que son fruto de la violencia y del odio que se ha metido en algunos”, por el contrario “esa palabra del Señor es la que transforma, la que libera, es la que da un cambio total en la vida”.
Al señalar que el bautizado y creyente debe “seguir teniendo el oído de discípulo que escucha la palabra del Maestro”, pues, “el que tiene inteligencia de discípulo es capaz de decir solo y aquello que el Maestro le enseña, no se desvía con palabras inútiles, con palabras muy floridas o con palabras muy llenas de veneno”.
“Entonces la vida para nosotros es lo esencial, nosotros vivimos porque el Dios de la vida nos puso aquí, nosotros nos sentimos salvados porque el Dios de la vida pensó en cada uno de nosotros, nosotros deseamos que esta vida de Dios llegue a todos, que no se estanque y que no sea lo mismo de antes”.
En tanto “signos de vida tenemos que cultivarlos nosotros, pero la vida en profundidad”, dejó en claro al insistir en que “hoy, esto parece más difícil, porque se está poniendo ya casi como una ley que aquel que no piensa como el que manda, tiene que ser eliminado y nosotros no vamos por ahí, aunque nos cueste, aunque que no nos entiendan”.
EL CAMINO RECTO
Asegurar que “en el Vaticano también hay corrupción” como tratando de atenuar hechos delictivos que están siendo investigados, es una “manera simplona de responder a las inquietudes de nuestro pueblo” y, por lo tanto, “no puede ser aplaudida por nadie”.
“Cuando se descubre corrupción, esta corrupción que está aquí, no se la puede aminorar diciendo que en el vaticano también hay corrupción”, remarca el mensaje del cardenal Terrazas al señalar que “tenemos que ser capaces de ponernos en el camino recto”.
Debemos ponernos “no en los caminitos que se van construyendo para atemorizar, para crear desconfianza, para implantar una justicia que no es la justicia de Dios, para burlarnos de las ansias y de la esperanza de nuestro pueblo”, agregó.
Con la certeza de que “hay que saber comprender los procesos, los procesos de “transformación”, el Presidente de la CEB cuestiona “¿Qué transformación queremos? ¿Qué transformación anhelamos?”, respondiendo con certeza: “Pues que el reino de Dios entre en nuestras vidas, un Dios que es la verdad, un Dios que es la vida, un Dios que es el camino ¡Eso es lo que queremos!”
“Cuando entramos en esa corriente de Dios, se va quedando a un lado el hombre viejo que hay en nosotros, se va aniquilando al hombre viejo de esa expresión del pecado y la maldad”, remarcó.
DEFENSA DE LA VIDA
“La vida es la misión de la Iglesia, de todos los bautizados, comenzando por los hermanos y hermanas que han recibido el bautismo, la confirmación, los que son ordenados para ser un ministerio en la Iglesia, los que tienen alguna responsabilidad como los obispos o el Papa”.
“La vida en un mundo de muerte, en un mundo donde se mata con tanta facilidad, en un mundo donde los atropellos a la dignidad humana están a la orden del día” con decenas de muertes en México o centenas en Siria, o las muertes haciéndose justicia con mano propia, no es vida.
Y “aquí no puede haber ninguna duda”, pues “no cumpliríamos con nuestra misión de defender la vida si a nosotros no nos interesa el que muere a cada rato, en cada instante, en cada minuto”.
“En tiempos donde se habla tanto de diafanidad, de claridad, de transparencia ¿qué tenemos que hacer nosotros? Pues llenarnos de esta mentalidad de Cristo, yo no encuentro otra explicación, no encuentro otro motivo para decirle al pueblo de Dios que se levántate, que camine, que vaya y anuncie, no cualquier anuncio, no cualquier camino, no levantarse solo para oprimir a los otros, hay que llenarse de la salvación del Señor, para que podamos realmente ser mensajeros, misioneros”. //JTI//