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lunes, 12 de abril de 2010

la prédica dominical del Pastor de Bolivia Julio Cardenal Terrazas es atendida por propios y extraño contiene sabiduría


Anna Infantas

El cardenal Julio Terrazas no sólo aprovechó la misa dominical de ayer para saludar a los niños y recordarles de que sean mensajeros y testigos de Cristo resucitado, sino que también cuestionó a quienes, dice él, se dedican a sembrar terror, rumores y confusiones. Para ello, hay que estar vigilantes y no tener miedo.
“No es el miedo el que soluciona las cosas y quienes andan creando miedo pueden estar seguros de que la victoria del Señor será mucho más fuerte y definitiva. No nos corresponde a nosotros atemorizar a nadie, nos corresponde clarificar con la luz de Cristo los hechos que se han producido. Nos corresponde buscar la verdad con la serenidad de la fe y con la fuerza de la razón, nos corresponde hacer justicia, no con el chicote y el palo, sino realmente compartiendo todo lo que el Señor nos ha dado”, dijo Terrazas.
El prelado aseguró que el mensaje de la homilía de ayer se resume a algo muy simple: paz. “En un ambiente en que vivimos en estos instantes, esa palabra no puede ser sólo un bonito deseo; tenemos que esforzarnos para que esa paz realmente alegre el corazón del pueblo”, reflexionó Terrazas.
Afirmó, asimismo, que aquella frase: “La paz sea con ustedes”, es un saludo que está vivo. “Es una de las palabras más repetidas por el Señor en el evangelio, es una de las más repetidas hoy en todo el mundo y hoy también es una de las más pisoteadas por todos los que quieren hacerse los grandes reyes, los grandes señores, los nuevos dioses de la humanidad”.
El cardenal consideró que no es posible que, a ocho días de la Pascua, se haya “disipado todo lo que hemos vivido de amor y cariño al Señor resucitado, aún en medio de nuestras responsabilidades cívicas del domingo pasado, no es posible que eso se haya evaporado por corrientes que nos van separando cada vez más en lugar de hacernos cada vez más hermanos y hacernos muchos más hijos de Dios”.

2 comentarios:

  1. Al leer el presente articulo uno se queda con la duda: ¿A quien se refiere el cardenal cuando dice: "también cuestionó a quienes se dedican a sembrar terror, rumores y confusiones". Por fortuna lineas mas abajo nos da una clara pista cuando dice: "nos corresponde hacer justicia, no con el chicote y el palo" ...Indudablemente se refiere a las comunidades Aimaras y Quechuas en cuya tradicion esta este sistema de castigo, de lo que cabe deducir que el cardenal se esta refiriendo a los Collas y a su lider Evo Morales. Pero ¿Porque no decirlo directamente? seria mas honesto y valiente. ¿Teme el cardenal comprometer el mermado prestigio de la iglesia? Si la iglesia tiene enemigos, sus representantes tendrian que tener el valor de mirarlos directo a los ojos. ...Y hablando de "chicote" me viene a la mente el recuerdo de un hombre que si miraba de frente, por ejemplo a los mercaderes del templo a quienes hecho a chicotasos, Se llamaba Jesus.

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  2. Al leer el presente articulo, uno se queda con la duda; ¿A quienes se refiere el cardenal en el siguiente párrafo de su homilía?: “Cuestionó a quienes se dedican a sembrar terror, rumores y confusiones” ¿Quiénes son los sembradores de terror y confusiones? Por fortuna líneas mas abajo nos da una indudable pista cuando dice: “nos corresponde hacer justicia, no con el chicote y el palo” …Suelen ser las comunidades Aimaras y Quechuas quienes utilizan ese sistema de castigo desde tiempos inmemoriales, de lo que cabe deducir que el cardenal se esta refiriendo a los collas y su líder Evo Morales.
    Pero ¿Por qué no decirlo directamente? ¿Teme comprometer el mermado prestigio de la iglesia? Si la iglesia tiene enemigos, sus representantes tendrían que tener la dignidad de mirarlos directamente a los ojos y denunciar abiertamente lo que les parece incorrecto. … Y hablando de “Chicote” me viene a la mente el recuerdo de un hombre que si miraba de frente a la gente que consideraba incorrecta: Utilizo un chicote para echar del templo a los mercaderes que pululaban en la casa de oración, se llamaba Jesús.

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