Con un espíritu inquebrantable en busca de justicia, así describen al cardenal Julio Terrazas las personas que están más cerca del hombre que hoy cumple 74 años, de los cuales 58 ha dedicado a la vida religiosa.
Quienes tuvieron al sacerdote como maestro, todavía lo recuerdan. Es el caso de Lorgio Álvarez (58) uno de los tantos alumnos que pasó con él la materia de religión en el colegio Manuel María Caballero, de Vallegrande, y que también fue monaguillo. Lorgio es de la promoción 69 y junto a sus compañeros de ese año ha formado una fraternidad para recordar las hazañas de los años de estudio, como las tareas que les daba Terrazas: acudir a la misa y hacer un resumen de la enseñanza de la homilía.
Julio Terrazas creó grupos juveniles en acción a fin de que se preparen para recibir los sacramentos y organicen actividades a favor de la comunidad.
En la memoria de los vallegrandinos está la lucha que encabezó por conseguir agua potable, por lo que incluso fue detenido y llevado a La Paz, ya que lo identificaron como agitador de las movilizaciones.
Su inquietud también fue fundamental para conseguir maquinaria con la que se pudiera abrir y mejorar los caminos hacia las comunidades. Su participación sirvió de impulso para crear una fundación que lleva el nombre del cardenal y hasta ahora se encarga del manejo de ese equipamiento.
De esas luchas por conseguir servicios básicos conoce mucho Pedro Álvarez (76), que ha estado al frente de varias instituciones en el pueblo. Dice que llegó a conocer muy bien a la familia Terrazas, a la que, además, está vinculado familiarmente. Recuerda que cuando lo nombraron cardenal, 10.000 personas del pueblo llegaron para celebrar esa noticia.
Álvarez lo describe como una persona inteligente, inquieta y muy reservada. Considera que el trabajo y la responsabilidad cardenalicia no le ha permitido llevar una vida familiar más estrecha, pero asegura que la casa que tiene en Masicurí la utiliza no sólo para descansar, sino también para compartir con mucha gente.
Gomer Terrazas, hermano del cardenal, afirma que todos los hermanos mantienen una estrecha relación, aunque cada uno se dedica a sus respectivas tareas. Él lo visita cada vez que puede en su domicilio y los domingos acude a la primera misa en la catedral, porque es la que regularmente oficia el cardenal.
Miriam Katimi trabajó como secretaria del cardenal por más de diez años, pero tuvo que jubilarse por cuestiones de salud. Asegura que es muy exigente en el trabajo, le gusta que todo se haga como debe ser. “Hacía múltiples cosas, porque yo gozaba de su confianza”, comenta orgullosa.
El trabajo de Terrazas no ha sido sólo en su pueblo natal y con Santa Cruz. Como obispo de Oruro se destacó por su trabajo en favor de los mineros y siempre mantuvo su voz cuestionadora. Desde 1997 ha estado en la presidencia de la Conferencia Episcopal Boliviana, de donde la Iglesia emite una posición en diferentes situaciones que vive el país. El cardenal habla al pueblo y a los gobernantes cada domingo. Su liderazgo ha sido reconocidos con varios premios.
En los últimos años la salud del cardenal se ha visto muy afectada. En enero de este año lo operaron del ojo izquierdo, pero un año antes se sometió a una compleja cirugía del corazón y debe controlar la diabetes.
PERFIL
Nacimiento. En Vallegrande, el 7 de marzo de 1936. Realizó sus estudios básicos y secundarios en su ciudad natal. Ingresó al seminario de los padres Redentoristas de San Bernardo (Chile) en 1952. Su noviciado fue en Salta, Argentina en 1956. En 1957 hizo su primera profesión religiosa.
Ordenación. Cursó estudios de Filosofía y Teología en el Instituto de los Redentoristas de Córdoba, Argentina. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de julio de 1962. Obtuvo el título de pastoral social en la Universidad de EMACAS (Lille-Francia). Fue párroco y superior de la comunidad en Vallegrande y vicario foráneo hasta 1978.
Episcopado. Fue ordenado obispo el 8 de junio de 1978 y nombrado Obispo Auxiliar de La Paz hasta 1982. Estuvo como obispo de Oruro entre 1982 y 1991. El 5 de febrero de 1991, Juan Pablo II, lo hizo Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra y fue posesionado el 14 de abril del mismo año. Fue nombrado cardenal por el papa Juan Pablo II en el Consistorio del 21 de febrero del año 2001. Recibe en el año 2002 el nombramiento como miembro del Consejo Pontificio para Laicos. Ratificado en el mes de abril de 2008 por Benedicto XVI.
Representaciones. Se desempeñó como presidente de la Comisión Episcopal de Laicos, Juventud y Vocaciones y como miembro de la comisión de laicos del Celam. Participó en varios sínodos y ha estado en varios periodos como presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia.
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