Los ataques al Cardenal
El cardenal Julio Terrazas no se imaginó que iba a tener que soportar una árida polémica después que aceptó interceder en el diálogo que el Ejecutivo viene pretendiendo instalar con las regiones autonomistas.
La crisis ha subido tanto los decibeles, que hasta el monseñor Juárez, que se ha mostrado muy inclinado a aprobar las políticas centralistas, autoritarias y populistas de Evo Morales, se vio obligado a declarar: "Si excluyen al cardenal Julio Terrazas la Iglesia solidariamente apoyará al Cardenal y entonces no asistirá a ningún diálogo".
Los ataques al Cardenal han sido duros y sostenidos además de inmerecidos, tratando de diezmar la entereza y la fortaleza que ha demostrado la autoridad eclesiástica, que no ha accedido a hacer lo que el gobierno quería que haga: parcializarse y ponerse incondicionalmente de lado de exigencias que no son ecuánimes, que encierran intereses ocultos y que carecen de transparencia. Los duros del Gobierno hicieron declaraciones advirtiendo que aceptarían a la Iglesia como mediadora, pero sin la presencia del cardenal Terrazas, porque para ellos éste quedó excluido de proceso al participar en el referéndum por el Estatuto Autonómico de Santa Cruz, el 4 de mayo.
Todo se precipitó desde que el cardenal Terrazas consideró infundada la versión del Ejecutivo respecto de la existencia de "esclavos" en la provincia Cordillera de Santa Cruz. Esta versión surgió para hacer frente a las autonomías departamentales, tratando de desacreditar al proyecto autonomista y para proceder a la expropiación de tierras que se quería iniciar en la provincia Cordillera. La declaración del cardenal fue suficiente para que Morales lo tome como su enemigo.
La situación se agravó cuando el cardenal Terrazas acudió a votar en el referéndum del 4 de mayo, ocasión en la que Morales señaló que la Iglesia parece actuar como un "sindicato opositor", con lo que expresó abiertamente que pretende que el cardenal sea oficialista. A partir de ese momento las declaraciones han sido continuas tratando de bombardear al cardenal y de hostigarlo haciéndole sentir el brazo largo del poder.
Los ataques del gobierno son parte de una estrategia para ablandar al cardenal por la mala, pues esta es la única metodología que conoce el Ejecutivo de Morales. El propósito es desacreditar a la iglesia católica y a los lideres religiosos, pues el gobierno de Morales es pagano, no quiere que le iglesia tenga feligresía, pues como todo poder totalitario quiere tener todo el poder en sus manos. Recordamos que exactamente lo mismo está ocurriendo entre los gobiernos de Venezuela, Argentina, Ecuador, Nicaragua y de todos los amigos que intentan copar el continente Sudamericano.
"Conocemos al señor Presidente, pero yo pienso que la institución de la Iglesia merece más respeto, consideración y creo que este lenguaje no es digno de un Primer Mandatario de una nación", subrayó monseñor Juárez, que tuvo que salir al paso ante las declaraciones de mal gusto que siguen haciendo los chicos ateos del poder Ejecutivo.
Mientras tanto los ministros y demás mandos masistas siguen haciendo de las suyas con el método del que hace de malo y pegador y el que viene después a hacer las pases, para que otro pegue de nuevo y así sucesivamente en esa circularidad perversa. A su vez el canciller que no quiere perderse la oportunidad de participar en el tinku, se lanzó a declarar: "Nosotros estamos dispuestos a que la Iglesia juegue un papel facilitador. Debía acercar y no tomar partido, a mí me ha sorprendido sobremanera cuando el máximo representante de la Iglesia ha tomado partido, participando en este referéndum (autonómico) ilegal (del 4 de mayo pasado) que no está dentro de la leyes".
Las palabras del cardenal cuando volvió de su viaje a Roma deberán servirle como un muro de contención a esta avalancha de matonaje político: "El Santo Padre sabe que en todas partes nos cuestionan, además no sólo nos cuestionan porque podamos decir palabras, se cuestiona siempre la palabra de Dios, la palabra del Evangelio, que cuando llega con exigencias no siempre alegra a todos. Y sabemos también por las mismas palabras del Señor, que a quienes no aceptan estas palabras, nosotros no somos jueces y no podemos condenarlos tampoco".
Perdónelos cardenal, aunque estos señores saben bien lo que hacen...
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