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viernes, 8 de abril de 2016

por segunda vez en pocos días, El Deber se refiere al documento de los Obispos, "el narcotráfico se ha incrementado gracias a las extraordinarias condiciones de corrupción y falta de control...cómo explicar la falta de impunidad con los productores de coca de El Chapare, que va en un 95% a producir cocaína? menciona a los narcogenerales Nina y Sanabria.

La semana pasada, los obispos de Bolivia presentaron una Carta Pastoral en la que hacen un vehemente llamado de atención por la expansión del narcotráfico y la drogadicción. Lo hicieron a través de un informe de 48 páginas en las que señalan con claridad que este flagelo se ha incrustado en las principales estructuras del Estado, debilitando gravemente las políticas gubernamentales para combatirlo. La respuesta del Ejecutivo no se hizo esperar, y con inusitada virulencia se ha acusado a la Iglesia católica de adoptar una posición política, sin respaldo estadístico suficiente para tratar tan delicado asunto.

En primer lugar, el Gobierno debería comprender la naturaleza de la Carta Pastoral, que apunta a abrir una reflexión y un debate sobre un asunto que, a todas luces, está irresuelto después de una década del denominado ‘proceso de cambio’. Es más, el negocio del narcotráfico se ha incrementado gracias a las condiciones extraordinarias de corrupción y falta de control que hallan las organizaciones delictivas dedicadas a este vil negocio. Cómo explicar, si no, la total impunidad con la que se manejan los productores de hojas de coca en Chapare, hojas que en su mayoría no son para el consumo humano, sino para la producción de cocaína; o la expansión de bullados casos de corrupción detectados en altas esferas de la Policía boliviana, donde se han documentado las escandalosas detenciones de René Sanabria y de Óscar Nina, que formaron parte de complejas estructuras de producción, distribución y lavado de dinero del narcotráfico.

El defensor del Pueblo, Rolando Villena, lo ha dicho con claridad: no podemos tapar el sol con un dedo. El ministro de Gobierno, Carlos Romero, asegura que el informe eclesial es subjetivo y político. En todo caso, los bolivianos nos merecemos un debate serio y abierto sobre la problemática del narcotráfico, con estadísticas e informes internacionales independientes. No han sido menores, también, las reflexiones de los sacerdotes jesuitas Xavier Albó y Mauricio Bacardit sobre los asuntos pendientes de la actual gestión gubernamental. En particular, en la necesidad de asumir la derrota del oficialismo en el referéndum del 21 de febrero, en la sugerencia a Morales de buscar una nueva reelección y evitar la filosofía del ‘llunkerío’, es decir, la adulación desmedida de los poderosos.

En medio de este debate, el papa Francisco recibirá la próxima semana al presidente Morales en el Vaticano. Ojalá sea la oportunidad para mejorar las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia, y reflexionar sobre este flagelo que afecta a toda la humanidad

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