El Concilio Vaticano II se sirvió de la metáfora de la levadura para expresar muy apropiadamente la misión de laico cristiano en el mundo:
Los laicos/as “están llamados por Dios para que, desempeñando su propia vocación y guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde adentro, a modo de fermento” (L.G.n.31).
Esta transformación del mundo incluye, inevitablemente, el compromiso político, teniendo como horizonte el que siempre se defienda y se concretice el ideal del “bien común”.
Es de absoluta necesidad el impulsar, en forma sistemática, la formación de los laicos/as en su misión transformadora de la realidad.
Al respecto, dice el Documento de Aparecida:
Destacamos que la formación de los laicos y laicas debe contribuir, ante todo, a una actuación como discípulos en el mundo, en la perspectiva del diálogo y de la transformación de la sociedad. (D.A .n.300).
Todos sabemos que la fe no es un mero catálogo de verdades abstractas: es acontecimiento, es experiencia, es compromiso, es vida. Hay que articular, por lo tanto, la fe con la vida y la práctica de las virtudes personales con las virtudes sociales.
Sin embargo, hay corrientes de pensamiento dentro de algunos movimientos católicos que pretenden legitimar el “a-politicismo de los fieles cristianos”, en aras de una pretendida imparcialidad.
La presencia de los católicos comprometidos en la vida socio-política ha perdido influencia, visibilidad y valentía en estos últimos años.
Vemos que actualmente también se da un repliegue de excelentes laicos y laicas en cuanto a su presencia en el área socio-política. Predominan las actitudes críticas, así como la de desconfianza y desconcierto. Existe, por otro lado, cierto temor a manifestarse con franqueza en lo que se piensa, en lo que se cree y en lo que se es en relación a su identidad católica. Las personas de auténtica formación cristiana presentes en la política y en importantes funciones del actual Gobierno mantienen una presencia tan discreta y tan timorata que no se les llega a sentir. Alguien los ha definido como “católicos vergonzantes”!!!
Años atrás existía una idea clara en la militancia política de los laicos cristianos. Actualmente se da, lamentablemente, una verdadera crisis de identidad católica con una notoria carencia de conocimientos religiosos y ausencia en la aplicación práctica de la Doctrina Social de la Iglesia.
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