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jueves, 13 de mayo de 2010

Benedicto recordó cómo la bala que hirió a JPII y que está engarzada en la corona de la imagen, evitó la muerte del Papa un 13 de mayo


Hablando ante unos 400.000 peregrinos reunidos para una misa al aire libre frente al santuario de Fátima, el papa Benedicto XVI expresó hoy, un mensaje con el que buscó ofrecer alivio a quienes enfrentan dificultades, diciendo que el sufrimiento no es en vano.

El Papa realizó una misa al aire libre que significó el punto culminante de su visita de cuatro días por Portugal y marcó el aniversario 93 de la visión que según la tradición católica tuvieron tres niños pastores de la virgen en este pequeño pueblo agrícola.

Las celebraciones del 13 de mayo marcan una de las más importantes peregrinaciones de la Iglesia a un sitio donde, según muchos, la virgen todavía realiza milagros.

"Vine a Fátima para rezar, en unión con María y tantos peregrinos, por nuestra familia la humanidad, afligida como lo está ahora por varias pesadumbres y sufrimientos", dijo Benedicto XVI a la multitud.

El Papa instó a los débiles a hacerse de valor y les dijo que pueden "superar la sensación de impotencia, de sufrimiento que agota a la gente y les hace sentir como si fueran una carga sobre la espalda de otros, cuando en realidad el sufrimiento vivido a través de Jesús nos lleva a la salvación".

Su mensaje tuvo una respuesta animada entre muchos de los asistentes.

Tras la misa, el Papa bendijo a más de 400 personas enfermas, que suelen hacer el peregrinaje en busca de curación.

Benedicto XVI es el tercer pontífice que visita Fátima, el primero fue Pablo VI en 1967. Juan Pablo II, quien fue herido a disparos el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, vino tres veces antes de su muerte pues creía que la "mano no vista" de la Virgen le "rescató de la muerte", dijo Benedicto XVI el miércoles.

La bala que casi mató a Juan Pablo II es parte de una corona que tiene la estatua de la virgen de Fátima. La figura de la virgen, adornada con rosas blancas y amarillas, fue transportada sobre los hombros de un grupo de soldados poco antes de comenzar la misa.

Benedicto XVI ha hablado varias veces sobre el sufrimiento del mundo e incluso de la Iglesia durante su viaje, asegurando que los "pecados de la Iglesia" son responsables del escándalo de abusos sexuales por parte de miembros del clero.

Desde que llegó a Lisboa el martes, el Papa ha reprendido a la sociedad por no atender a los necesitados. También dijo que la crisis económica mundial demostró la necesidad de una mayor responsabilidad moral al dirigir el sistema financiero mundial.

Benedicto XVI tenía previsto reunirse más tarde con un grupo de trabajadores sociales de la Iglesia y obispos portugueses. Regresará al Vaticano el viernes tras celebrar una misa en Porto, la segunda ciudad más grande del país.

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