Vistas de página en total

sábado, 20 de septiembre de 2008

católicos bolivianos oraron por la paz en histórica y conmovedora jornada

Una multitud de fieles católicos se congregó anoche en las diferentes ciudades del país, para pedir por la pacificación del país. Hubo misa, oración y cánticos para clamar porque cese la violencia en Bolivia. En coincidencia con este clamor, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza pidió que "todo el mundo se mantenga en calma" en el país para facilitar el proceso de diálogo iniciado entre el Gobierno y los prefectos.

Insulza llegó ayer al país para actuar como testigo y "facilitador" de las conversaciones iniciadas el jueves con el propósito de llegar a acuerdos para pacificar el país, sacudido la pasada semana por la conflictividad y la violencia. La jornada por la paz convocada por la Conferencia Episcopal de Bolivia, para ayer, en Santa Cruz estuvo presidida por el cardenal Julio Terrazas, que pidió que Dios ilumine a los bolivianos para encontrar salidas a los conflictos por el camino del entendimiento. "Que el mensaje de la paz llegue a los que están amenazados y a los que tienen que caminar por nuestras rutas", dijo el cardenal. También llamó a escuchar la palabra del Dios de la vida y no la de los hombres. "No estamos obligados a marchar si no queremos", dijo refiriéndose al cerco a Santa Cruz.

Además, condenó la violencia venga de donde venga, "ya sea con banderas blancas o ponchos rojos", dijo. Los fieles escucharon la misa con atención y elevaron oraciones para que la tranquilidad retorne al país. En Cochabamba, cientos de personas se congregaron en el atrio de la Catedral Metropolitana. Agitando pañuelos blancos, velas encendidas y flores pidieron y oraron porque la paz retorne al país. En la homilía de la celebración eucarística, el arzobispo de Cochabamba, Tito Solari quien estuvo acompañado de 20 sacerdotes de diferentes parroquias de la ciudad, exhortó a practicar los valores que predica el Evangelio en aras de lograr la paz en el país.

Fue un acto eminentemente religioso. La presencia de la imagen de la Virgen de Urkupiña, que ostenta el título de Patrona de la Integración Nacional, realzó el acto ya que pocas veces es llevada fuera del templo de San Ildefonso de Quillacollo; sin embargo, ayer por la tarde un grupo de fieles partió con la imagen en andas, en una procesión que empezó en el puente de Quillacollo y terminó en la plaza 14 de Septiembre. Otras parroquias partieron de diferentes puntos de la ciudad para confluir en el mismo sitio. "Nos toca dar testimonio de amor, de humildad, de paciencia… dar la otra mejilla… si alguien te da un pleito ofrece la paz, el entendimiento. Ama a tus enemigos… hay que desterrar el revanchismo, el odio, la división y restaurar los valores del Evangelio.

El diálogo ayudará a componer, la disponibilidad, la humildad y el arrepentimiento deben ser de ambas partes", dijo Solari en medio del sermón. Al final de la misa, jóvenes vestidos con los atuendos típicos de cada departamento formaron con piezas de plastoformo el mapa de Bolivia como símbolo de unidad. La gente aplaudió y desde el púlpito se oyó el pedido de cantar "Viva mi patria Bolivia", cosa que los presentes hicieron con entusiasmo y emoción. HERMANDAD *

Mientras, el arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, instó a los presentes a ver con otros ojos al prójimo y aceptarlo como hermano, refiriéndose específicamente al grupo de mineros que llegó ayer a la ciudad por la mañana. "Son nuestros hermanos, quizás por primera vez llegan a la ciudad y hay que acogerlos, no humillarlos… esas imágenes deben conmovernos", dijo. " Pidió paciencia porque "nada se compone de un día para el otro" y hay que esperar para que se den las condiciones de paz y de entendimiento. " Pidió a los presentes orar porque las autoridades tengan sabiduría para resolver los problemas, por arrancar la violencia y la agresividad de los corazones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

invitación a comentar lo publicado. la única restricción está en un lenguaje pulcro, directo, sin insultos ni palabras soeces que dañen la dignidad