La Iglesia no se presta a fanfarronadas.
No participá en simulacros de "pluralismo religioso".
La Iglesia Católica boliviana ha rechazado la invitación del Gobierno para participar en una ceremonia interreligiosa organizada por el viceministerio de descolonización para conmemorar los 188 años de la fundación de la república de Bolivia. Entre los argumentos expresados por la curia figura el hecho de que la celebración no es una iniciativa religiosa sino política, algo que no corresponde en un Estado laico que ha dejado de ser confesional a partir de la promulgación de la nueva carta magna. Los obispos afirman estar de acuerdo con el ecumenismo, proceso que llevan adelante los líderes de las diferentes denominaciones. Desde hace siete años, el Gobierno se ha convertido en patrocinador de una serie de rituales supuestamente ancestrales, con el uso de vestimentas y utensilios de dudosos antecedentes. Es más, en la segunda posesión del presidente Morales, el “sumo sacerdote” que presidió la ceremonia de entrega del bastón de mando, Valentín Mejillones, resultó ser un narcotraficante detenido posteriormente en posesión de una factoría de droga. Los líderes católicos seguramente han evaluado este tipo de riesgos, de ahí su negativa a sumarse a las “quemazones plurinacionales”.
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