La Constitución Política del Estado es vulnerada por el gobierno puesto que la independencia del Estado frente a la religión es incumplida al promocionar y organizar ceremonias ancestrales o interreligiosas, además de la Ley 351 que compara a las iglesias.
De la República de Bolivia al Estado Plurinacional el cambio en el ámbito religioso es la determinación constitucional de un “Estado laico”, pero que lastimosamente este mandato es vulnerado por el mismo gobierno, aseguran en ámbitos de la Iglesia Católica.
El Estado laico es una promoción de la Iglesia Católica aún cuando ésta dejó de ser oficial ya en décadas pasadas, asegura por su parte el Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana y Obispo de El Alto, monseñor Eugenio Scarpellini.
“La misma Iglesia Católica en el período de la Constituyente pidió que se cambie el artículo 3” de la anterior Carta Magna, justamente “borrándolo porque creaba muchas susceptibilidades”, remarca el Secretario de la CEB.
La Iglesia Católica ha estado y está de acuerdo “en que se proponga a Bolivia como un Estado laico no laicista”, subraya el prelado al explicar que ser “Estado lacio significa que no promueve ninguna religión oficial en ningún momento”, en cambio “un Estado laicista va en contra de la religión como tal”, explican.
Bolivia “es un Estado laico, pero muy religioso, porque lo único que no tiene es una religión oficial: ni la católica ni la evangélica ni la budista ni la cósmica ni la aymara. Es un Estado que está abierto a todos, y por otra parte, es un Estado muy respetuoso de las diferentes creencias de la gente”, aseguraba en una publicación el sacerdote jesuita Xavier Albó, SJ.
LAS VULNERACIONES: El artículo 4 de la Constitución Política señala que “el Estado respeta y garantiza la liberta de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”.
A pesar de esta disposición, “el Gobierno efectivamente se contradice con la Constitución, ya que de hecho ha asumido la espiritualidad y cosmovisión andino aymara, ni siquiera quechua”, señalan en la Iglesia Católica.
“El Estado no está respetando la libertad religiosa porque con la Ley 351 recién aprobada compara a las iglesias al mismo nivel de las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las quiere controlar en sus actividades, por eso los hermanos evangélicos en un modo y nosotros en otra manera estamos luchando para que se cambie esa ley”, señalan en ámbitos de la Iglesia Católica.
“El actual Estado está impulsando y favoreciendo visiones y espiritualidades ancestrales, siendo entonces el promotor de estas visiones y también apoyándolas”, señala con “serenidad y mucha claridad” el Obispo de El Alto.
“Esto va en contra de la Constitución Política del Estado porque el Gobierno debería abstenerse de promover cualquier religión”, precisamente, porque es un Estado laico, remarca el Secretario General de la CEB.
Un claro ejemplo de esta desobediencia de la Carta Magna es la organización desde instancias gubernamentales de ceremonias interreligiosas o ancestrales sobre todo para las efemérides de Bolivia o departamentales, cuando éstas deberían ser “responsabilidad de los actores y de los agentes pastorales”, detalla monseñor Scarpellini.
“La Iglesia Católica participa de aquellos actos religiosos que serán preparados y concertados entre las Iglesias sin la intervención del gobierno por respeto a la Constitución Política del Estado, que prevé un Estado laico”, dejó claramente sentado en un encuentro convocado por la Cancillería, señala el prelado.
Si bien en general el mandato del artículo 3 de la CPE es cumplido, no así en áreas específicas puesto que la “capacidad de auto-determinar la vivencia religiosa tiene que explicitarse en muchos otros ámbitos, tratar de orientar la sociedad y donde uno vive”, señalan sacerdotes y religiosos. “En conjunto si podemos afirmar que hay una libertad religiosa”, indica monseñor Scarpellini.
Si bien en general el mandato del artículo 3 de la CPE es cumplido, no así en áreas específicas puesto que la “capacidad de auto-determinar la vivencia religiosa tiene que explicitarse en muchos otros ámbitos, tratar de orientar la sociedad y donde uno vive”, señalan sacerdotes y religiosos. “En conjunto si podemos afirmar que hay una libertad religiosa”, indica monseñor Scarpellini.
En un Estado laico “nadie tiene monopolios para las celebraciones, porque lo único importante es lo que la gente siente y expresa de diferentes formas”, es la opinión del jesuita Albó en una de sus intervenciones sobre el tema.
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