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martes, 26 de julio de 2011

celos. envidia. emulación prejuiciosa siente SE en contra de la Iglesia y tal sentimiento ayuda a entender su confrontación con lo católico

Por fin, el presidente Morales ha revelado la razón de sus constantes ataques a la iglesia Católica. El otro día dijo que las obras que ha impulsado a través del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”, son más grandes que las iglesias construidas por los sacerdotes católicos. La ausencia del Estado en el territorio nacional, llevó a los curas a cumplir el rol que jamás pudieron estructurar los gobernantes. La Iglesia educa, atiende a los enfermos, hace de registro civil, se ocupa de las familias, enseña a producir y a trabajar, se hace cargo de los más desvalidos, de los abandonados y de los rechazados por el propio Estado. Obviamente eso genera celos en un caudillo cuya meta es convertirse en la respuesta para todo en Bolivia y que pretende (pretendía más bien), consolidar un Estado integral que no deje lugar a ningún “intruso”. El problema es que justo cuando el jefazo decide medirse con los curas, anuncia que la platita se le está acabando porque desde Venezuela le han dicho que ya no hay qué darle. El trabajo de la Iglesia católica, en cambio, no se ha interrumpido en más de dos mil años y en todo este tiempo los curas han visto cientos y tal vez miles de “evos” o “hugos” tratando de hacerles la competencia. Es más, ellos no han hecho más que pedirles ayuda y que alguna vez cumplan la promesa de tomarles la posta.

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