Ya me parecía extraño que un sector muy importante de la sociedad viniera manteniendo silencio ante la realidad que está viviendo el país. Y no es porque tienen o tengan que pronunciarse políticamente sobre algunos aspectos que hacen a la vida democrática del país, sino porque está en peligro lo más sagrado que puede tener una persona que es la fe y la creencia en Dios.
Un solo Dios. Un Dios verdadero. Un Dios que conoce el corazón y las intenciones de quienes quieren erradicar la religión de los pueblos y sustituir a Dios por otros de hierro y barro. Ha sucedido desde los tiempos de la creación del mundo cuando reyes y gobernantes de diversas naciones perseguían a los cristianos y los sometían a los más crueles vejámenes para ser solo ellos los amos y señores.
Ahora se viven otros tiempos. Ahora se utiliza la democracia y la ignorancia o el desconocimiento de la gente para sacar a Dios de nuestras vidas. Nada podría ser más grave que esto. Si los seres humanos perdemos la fe y olvidamos que existe un Dios verdadero que nos ha de juzgar por nuestros actos, qué será de este mundo que ya está sumido en las más grandes iniquidades.
En las últimas horas, hemos podido ver a través de la televisión, en las calles, las plazas y en toda la ciudad, grupos cristianos en campaña por el NO. Cristianos evangélicos y católicos, sin importar la religión, coinciden que la propuesta constitucional del Gobierno del MAS busca sacar a Dios de nuestras vidas. Todos reaccionaron. hay una respuesta del mundo cristiano a los intentos de sacar a Dios de nuestras vidas.
Hay que volver en el tiempo y recordar que el gobierno del MAS ha venido trabajando desde el momento mismo en que asumió el poder para sacar la religión de la vida de todos los bolivianos. Se intentó que la materia de religión no se difunda en las escuelas, se quiere imponer impuestos por los diezmos y las ofrendas y se entabló una batalla contra la Iglesia Católica porque el Cardenal habló de que el narcotráfico estaba tomando el control del país. Son signos de amedrentamiento, de imposición que muestran el camino por el que nos quieren llevar quienes hablan de la pachamama y no de Dios.
El cristinianismo, en cualquiera de sus expresiones, es ahora enemigo del gobierno porque sabe que un pueblo como el boliviano tiene muy arraigadas sus creencias espirituales que nada tienen que ver con el sexo de las piedras. Este pueblo cristiano se convierte en enemigo de sus intentos de aprobar una constitución que está peleada con la fe.
Los cristianos han iniciado una campaña por el NO a la Constitución, porque han analizado que esta propuesta permitirá adorar a la pachamama antes que a Dios. Permitirá el aborto lo que es igual al asesinato de un ser humano. Aprobará el casamiento entre homosexuales, todas las religiones contrarias al gobierno serán prohibidas y se confiscarán los bienes de las iglesias y los fieles serán perseguidos.
El proyecto de Constitución, dicen los cristianos, permitirá que el Estado se haga cargo de la educación y religión de nuestros hijos hasta su mayoría de edad, lo cual significa una ideologización desde la niñez para tenerlos sometidos y manejados por un régimen que no comtempla a Dios.
Los cristianos recuerdan al pueblo de Bolivia que toda nación que echó a Dios de sus tierras cayó en desgracia y finalmente desapareció. Por ello, yo elijo a Dios y pido al Creador que pueda darle sabiduría a su pueblo para saber elegir.
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