Algunos quieren creer que Cristo es un Dios que pertenece a los ricos, a los poderosos, a los sabios, sin embargo Cristo es Nuestro Dios, que anda en busca tuya, en busca mía. Que tiene algo personal, directo y confidencial que decirnos al oído, porque solo El nos conoce de verdad, penetra en nuestra mente y en nuestro corazón, no como algo mágico en un abrir y cerrar de ojos, como lo muestran los prestidigitadores, no. El conocimiento que tiene de cada uno de nosotros es desde siempre, de cuando nuestros padres se conocieron y se amaron, de cuando en un momento de felicidad dieron vida a la criatura que nació nueve meses después. Nos conoce desde antes de nacer y desde entonces.
Cristo vino al mundo, exactamente como uno de nosotros y murió para darnos vida, porque sin ese sacrificio personal, grandioso en todo su dramatismo, no habríamos podido reconciliarnos con el Padre, todavía estaríamos separados por el odio y por el rencor fruto del pecado original.
Sin embargo esa muerte duró lo que dura un soplo, "al tercer día resucitó" y nunca más habría de morir. Sin la Resurrección no habría cristianismo, porque el misterio que celebraremos el domingo de Pascua, será la culminación de nuestra Fe. El milagro mayor, la prueba irrefutable de que Cristo es Dios, Único y Verdadero!
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