El papa Benedicto XVI hizo el domingo un exhorto urgente a gobernantes y jefes militares para que consideren la seguridad de los civiles libios y garanticen el acceso de éstos a la ayuda humanitaria de emergencia.
En sus primeros comentarios públicos del conflicto, Benedicto XVI dijo que el estallido de las hostilidades "ha causado gran temor y alarma" y afirmó que oraba por la paz en la región.
El Papa no precisó por su nombre a los gobernantes políticos ni a los jefes militares a los que se refirió en su bendición tradicional del domingo.
Benedicto hizo un exhorto a "aquéllos que tienen la responsabilidad política y militar a que consideren muy seriamente la seguridad de los ciudadanos y garanticen el acceso de éstos a la asistencia humanitaria".
El Vaticano ha estado notablemente callado ante el aumento de las tensiones en Libia y la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de autorizar el uso de la fuerza militar para detener la represión de Moamar Gadafi.
El diario vaticano ha informado sobre los acontecimientos en torno a Libia con total neutralidad sin editorialización.
Esta situación contrasta con la ocurrida hace ocho años en la etapa previa a la guerra de Irak ya que el papa Juan Pablo II manifestó su oposición firme a una acción militar encabezada por Estados Unidos y en su intento por impedirla envió a un representante a Washington.
En fecha reciente, algunos dirigentes en el mundo árabe han criticado al Vaticano por lo que describen como la intromisión de éste en los asuntos internos en aquella región.
El instituto de enseñanza islámica que tiene preeminencia en el mundo musulmán suní congeló a principios de año las conversaciones con el Vaticano debido a que Benedicto XVI se había pronunciado por que se mejorara la protección de los cristianos en Egipto.
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