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miércoles, 16 de noviembre de 2016

Los Tiempos a propósito del pronunciamiento de la Iglesia Católica


El mensaje al Pueblo de Dios que ha emitido la Conferencia Episcopal de Bolivia contiene directas y fuertes críticas a la situación que está atravesando el país. Sólo corresponde, pues, agregar que “el que quiera escuchar, que escuche”

Probablemente el mensaje al Pueblo de Dios que ha emitido la Conferencia Episcopal de Bolivia al concluir su CII Asamblea sea uno de los que contiene más directas y fuertes críticas a la situación que está atravesando el país, y hacen un fuerte llamado a recuperar valores de solidaridad, justicia, tolerancia y justicia en la sociedad boliviana.

Respecto a la familia, señalan que les “preocupa la realidad de la Familia que en muchos casos sufre violencia, abandono, desintegración y pobreza tanto espiritual como material”, y luego de agradecer por impulsar proyectos de vivienda, servicios básicos y otros esfuerzos, exhortan a que la “misericordia se haga visible y resplandeciente en la defensa de la familia y de la vida humana en todas sus etapas desde la concepción hasta la muerte natural”, además de que reiteran su rechazo a la Ley de Identidad de Género porque “responde a una ideología que atenta” contra la familia y la naturaleza del ser humano, “creados a imagen y semejanza de Dios, varón y mujer”.

Sobre la situación política denuncian que son factores “que influyen en la unidad de la sociedad (…) el discurso ideologizado y la política de confrontación que vivimos, manifestándose en permanentes conflictos y bloqueos; además en la descalificación y persecución de cualquier voz contraria al oficialismo.

Situaciones que han traído efectos dañinos, generando división en el interior de la propia sociedad, angustia entre los discapacitados, muerte en el conflicto minero y luto en el pueblo entero”. No se quedan ahí y denuncian la “complicidad de algunos cristianos en estos conflictos, agudizando el dolor en vez de testimoniar el Evangelio de la misericordia. La política debe ser un ejercicio al servicio del bien común, de unidad en la diversidad, de capacidad de diálogo y entendimiento, de la práctica de concertar y no de enfrentar. Necesitamos vivir principios y valores fundamentales para el cuidado de la sociedad”.

Por último piden que “la misericordia se manifieste siempre en la forma de tratarnos en esta Patria. Que convivamos en base a la verdad, sin mentiras, desde el respeto, sin agresiones. Que los intereses particulares den paso al interés por el bien común, particularmente a favor de los más vulnerables y descartados: privados de libertad, discapacitados, enfermos, y personas en situación de pobreza extrema. Totalmente opuesto a la sacralidad de la vida son los feminicidios, los linchamientos, la trata y tráfico de personas, los abortos provocados, y todas las formas de violencia persistentes en la sociedad”, reiterando, como ya lo dijo el Presidente de la CEB en la Misa de Clausura del Año Jubilar, que hace “falta vivir la misericordia en la práctica de la justicia, a veces instrumentalizada por intereses políticos y por la corrupción. El uso de la prisión preventiva sin sentencia judicial y por largo tiempo, vulnera el derecho a la presunción de inocencia, ocasionando condiciones inhumanas en las cárceles. Nos unimos al clamor histórico del Pueblo Boliviano por una Justicia confiable, ágil e imparcial”.

Sólo corresponde, pues, agregar que “el que quiera escuchar, que escuche”.

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