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domingo, 27 de septiembre de 2015

nueve días con la palabra de Dios trasmitida por Francisco en Cuba, Estados Unidos, la ONU, el Capitolio, Filadelfia y por radio y TV mundiales. qué dijo?

Durante nueve días, el papa Francisco ha sacudido las conciencias y los corazones de Cuba y Estados Unidos. En el que se considera el viaje más político y más difícil de su pontificado, el primer pontífice latinoamericano ha levantado la voz sobre los temas más acuciantes de la agenda internacional. En Cuba, el prelado católico remarcó el valor del perdón y la reconciliación como elementos fundamentales para la construcción de las sociedades. Él mismo fue un actor clave en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, lo que marcó el fin de la Guerra Fría en la región.

Dio en Cuba un fuerte respaldo a la Iglesia católica, que debe cumplir su misión en condiciones adversas debido a las restricciones impuestas por el régimen cubano, en un país que adolece por la falta de libertad de expresión y de prensa. Y remarcó que el servicio a los demás debe estar libre de toda idolatría por las ideologías, en un claro mensaje hacia el régimen encabezado por Raúl Castro. Miles de cubanos se volcaron a las calles para expresar su cariño por el pontífice, lo que señala el fervor religioso que existe en el pueblo cubano. Se extrañó, eso sí, que Francisco no se haya reunido con las organizaciones de disidentes políticos cubanos que habían reclamado su atención para denunciar las graves violaciones a los derechos humanos que todavía se cometen en la isla.

Definitivamente impactantes fueron los discursos de Francisco ante el Congreso de Estados Unidos y ante la Asamblea General de la ONU, donde reclamó a las principales potencias que terminen con los abusos que se cometen contra los países menos desarrollados y demandó una agenda efectiva contra la pobreza, el cambio climático y las migraciones. También habló duro con los sacerdotes y obispos estadounidenses, a los cuales demandó un “nunca más” a los abusos contra menores de edad, tal como se registraron en la Iglesia católica en los últimos años.

Cientos de miles de personas saludaron a Francisco en su paso por las calles y avenidas de Washington, Nueva York y Filadelfia, confirmando el liderazgo moral del pontífice en un momento en que el mundo enfrenta una enorme incertidumbre por la expansión de la guerra, el narcotráfico y las violaciones a los derechos humanos. Con poder de la palabra y la sencillez, Francisco ha sacudido a la principal potencia del mundo. Ojalá su mensaje cale en los corazones de los líderes globales, que hoy tienen responsabilidades sustanciales para garantizar el futuro de miles de millones de personas

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