Vistas de página en total

martes, 1 de octubre de 2013

la curia romana está formada por 8 cardenales de 5 continentes. son el Gobierno de la Iglesia con gran poder de decisión. Francisco se reunió con ellos y trasmitió sus ideas de reformar y modernizar la Iglesia, descentralizar su poder. que los obispos tengan mayor independencia.

El papa Francisco calificó hoy a la Iglesia católica de "demasiado vaticano-céntrica"en una entrevista publicada por un diario italiano, en la que también reveló que el día en que fue elegido consideró durante breves instantes la posibilidad de rechazar el cargo de pontífice.
de rojo cardenales, de morado obispo, de blanco el Pontífice Francisco hoy

Francisco declaró que la Iglesia "es demasiado vaticano-céntrica", en una entrevista concedida al fundador del diario La Repubblica, Engenio Scalfari, antes de que se celebre entre el martes y el jueves un consejo en el que el papa se reunirá con ochos cardenales de cinco continentes para tratar las reformas de la Iglesia.
El Papa pidió a la Iglesia que se comprometa más con el mundo moderno y aseguró que "los jefes de la Iglesia a menudo han sido narcisistas, amantes de la adulación y excitados de forma negativa por sus cortesanos. La corte es la lepra del papado", declaró Francisco.
Sin embargo, precisó que a pesar de que la curia (gobierno de la Iglesia) no es en sí una corte, sí que hay "cortesanos".
El pontífice también explicó que tras ser elegido al frente de la Iglesia católica el pasado mes de marzo consideró durante breves instantes la posibilidad de rechazar el puesto.
"Antes de aceptar, pregunté si podía retirarme unos minutos a una habitación contigua a la del balcón sobre la plaza... Sentí mucha ansiedad", dijo.
"Cerré los ojos y todos los pensamientos desaparecieron. Incluso el de rechazar aceptar la designación. En algún momento, una gran luz me llenó. Duró un momento, pero a mí me pareció mucho tiempo", añadió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

invitación a comentar lo publicado. la única restricción está en un lenguaje pulcro, directo, sin insultos ni palabras soeces que dañen la dignidad