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miércoles, 31 de julio de 2013


Ni amor al dinero.

Ni "socialista" a ultranza. Cristo jamás discriminó.


Muchas veces se ha mencionado que Jesús fue el primer socialista de la historia. En alguna canción se asegura que fue un comunista. El presidente Morales ha sido el último en repetir la muletilla. En realidad, Jesucristo fue el primer constitucionalista y su carta magna tenía apenas un artículo con una sola frase: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Eso dista mucho de todos los socialistas que conocemos, muy proclives a encarcelar, a fusilar, a prohibir y a obligar con una andanada de leyes para acorralar a los enemigos. Si Jesús hubiera sido socialista no habría “decretado” el libre albedrío y la libertad de conciencia. El “Maestro” tuvo ideas de avanzada en materia social y humanística, como el respeto a las minorías, a las mujeres, a los niños, a los extranjeros y nunca fue partidario de que las mayorías puedan aplastar a los adversarios para imponerles su forma de pensar: “Dad al César…”. Tampoco fue de los que pensó en una forma de salvación colectiva, de tal manera de asegurarle el pase al cielo a su sindicato, a su movimiento social o a los que pensaran igual que él. Este es un tema netamente individual que se obtiene en base a méritos y no por una cuestión de pertenencia al grupo que más le chupa las medias al jefe. Obviamente tampoco fue capitalista. Detestaba el amor al dinero. (Bajo el penoco.SC)

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