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martes, 18 de marzo de 2008

en buena hora que S.E. acudió al Cardenal

DE SU SANTIDAD AL GOBIERNO DE BOLIVIA
Todo lo que el Santo Padre le expresó al nuevo embajador de Bolivia ante el Vaticano tiene una profundidad y un conocimiento, que, ciertamente, no nos puede extrañar, viniendo de una personalidad como él. Y en las palabras del Papa cada frase guardaron un mensaje, un consejo, una advertencia, con el único deseo de que este país chúcaro y cimarrón se encamine por mejores sendas, que sus gobernantes recuperen la cordura y la fe, que los bolivianos en general —oficialismo y oposición— lleguemos a entendernos.Empezó el Santo Padre refiriéndose, con justa causa, a las ´hondas raíces cristianas de Bolivia´. Y a la calurosa acogida que tuvo en nuestro país su antecesor, el recordado Juan Pablo II, en las ciudades, el campo, el altiplano y el oriente. Muy cabal lo dicho por el Papa Benedicto XVI, porque, efectivamente, este es un pueblo de hondas raíces cristianas, que ahora, de manera forzada, se lo quiere inclinar hacia creencias y ritos remotos, donde la Pachamama pretende reemplazar a Cristo. Pero lo malo, lo peligroso, es que esto no es una cuestión de fe, es una farsa, es algo netamente político. Para el Gobierno, hay que divorciar todo vínculo de América con Occidente, hay que desespañolizar Bolivia, empezando por lo más hondo, las creencias religiosas y la cultura.Eso no lo puede negar el Gobierno porque lo vemos diariamente. Lo vemos en sus planes educativos, en su encono con la Iglesia, hasta en sus juramentos constitucionales, donde, por insinuaciones del propio Presidente, el puño en alto marxista reemplaza a la señal de la cruz, aunque muchos de quienes juren sientan congoja de tener que hacerlo. La Iglesia ha recibido un mal trato de este Gobierno —y el Santo Padre lo sabe—; sin embargo, cuando los problemas lo agobian, cuando el MAS se siente debilitado, recurre a la Iglesia. S.E. ha tenido que ir en busca del Cardenal hasta Santa Cruz, y en buena hora. Aunque debemos de entender que el papel de la Iglesia no es el de solucionar problemas políticos, terrenales. Si la Iglesia lo hace es porque las salidas a la crisis ya se han cerrado. El Papa le dijo al nuevo diplomático en la Santa Sede que la Iglesia, ´fiel a su misión´, está dispuesta a colaborar en la pacificación, ´que destierren el odio racial, el revanchismo y la venganza y, en definitiva, en vez de adoptar actitudes de división emprendan el camino de la solidaridad y de la confianza mutua en el respeto a la diversidad´. Si después de estas reflexiones el Gobierno y S.E. miran para el otro lado, haciéndose los desentendidos, no dándose por aludidos, muy poco se podría esperar para una conciliación.Lamentablemente, lo que Su Santidad quiere evitar, está plasmado en la Constitución forzada por el MAS. Por esa Constitución incompatible con nuestra educación cristiana y con el modo de ser del pueblo boliviano.*Manfredo Kempffes escritor y diplomático.
(TOMADO DE BOLIVIA CONFIDENCIAL.nota del editor)

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