Con enorme valentía, la Iglesia vuelve a poner el dedo en la llaga de un tema acuciante para todos los bolivianos: la corrupción. Durante su homilía dominical, el arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, ha llamado la atención por las denuncias de tráfico de influencias que se están dando en el poder público en el Gobierno del presidente Evo Morales. El prelado alerta que la corrupción es un lastre que afecta los intereses de todos los bolivianos y que obliga a un cambio radical en la forma de administrar el Estado en el país.
El último caso ha sido la revelación que hizo el periodista Carlos Valverde sobre un presunto tráfico de influencias a favor de la expareja del mandatario, Gabriela Zapata, quien se encumbró como gerente comercial de la filial de la empresa china CAMC, responsable por la adjudicación directa de siete contratos por más de 500 millones de dólares. El escándalo ha derivado, además, sobre la paternidad de Morales del hijo que tuvieron con Zapata y cuya existencia es todavía un misterio por las versiones contradictorias que se han dado sobre el menor de edad. Los derechos fundamentales de un niño están en juego en un conflicto que ha ocupado los titulares de todos los medios de comunicación del país.
Gualberti resalta en este sentido: “En el intento de ocultar hechos reñidos con la ley, se difunden declaraciones contradictorias y ambiguas que, en vez que hacer luz sobre los hechos, enredan más la situación y confunden a la opinión pública, como si se quisiera distraer la atención del verdadero problema”. El reclamo de la Iglesia es la exigencia del pueblo boliviano. Claridad y transparencia para romper con la corrupción. Solo así se puede devolver la confianza de la gente en una clase política venida a menos por estas irregularidades. Y la verdad por encima de todo. No podemos construir un sistema político, económico, social y cultural sobre la base de la mentira. “Solo en la verdad se supera el clima de desconfianza y la falta de credibilidad que provocan estos hechos y que amenazan la convivencia pacífica y el estado de derecho en una nación", dijo Gualberti.
La reacción del prelado católico ha recibido previsibles y repudiables reacciones de parte de algunos personeros del Gobierno. Lamentable para un Poder Ejecutivo que se encumbró en el poder sobre la promesa de un cambio radical en las conductas políticas que hoy no se corresponden con la realidad. Ojalá los políticos de turno sepan escuchar mejor las palabras de Gualberti. De ello depende que tengamos una verdadera democracia.
Nada sucede sin la venia del Señor. Todo encaja en su Divina Providencia, por lo que abandonarse en sus brazos y repetir la oración de cada dia "Hágase tu Voluntad..." es la forma más sabia y más humana de aceptar la vida con sus grandezas y sus miserias.
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miércoles, 23 de marzo de 2016
Destaca El Deber, el rol de la Iglesia Católica en el último grave episodio de corrupción cuyos primeros detalles estan revelaldos. como lo hiciera en oportunidades anteriores su invocación a buscar la verdad y revelar las culpas es un imperativo de la hora. la reacción ante la amonestación del Pastor Sergio ha sido de franco y abierto respaldo.
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Es que la Asamblea Constituyente, manejada por el Poder Ejecutivo dejó por lo menos a una generación sin Dios ni valores al modificar el artículo relativo a la Religión Oficial y la existencia adicional de libertad de culto. Ahora para los jóvenes no hay Dios, por consiguiente ya no hay no hay respeto a nada...que más se puede esperar...no había sido borrar nomás un artículo y redactar de nuevo alegremente no ? las consecuencias están a la vista. El artículo anterior de la CPE relativo a la religión debe ser repuesto. Y en el colegio debe haber una materia que aunque no se llame "religión" sirva para crear valores desde niños. Porque árbol chueco no endereza. Es la única manera para neutralizar la corrupción violencia, narcotráfico ,pandillas , etc., CON VALORES...de otro modo la juventud no sólo será como la de hoy sino que empeorará por la ausencia de los valores
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