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lunes, 13 de enero de 2014

Sergio arzobispo de Santa Cruz, invita a la solidaridad. todos los bautizados cooperar en forma solidaria para resolver la pobreza, la suerte de los abandonados, sin eludir los Derechos Humanos y la Libertad.

Los bautizados deben cooperar para resolver las causas fundamentales de la pobreza, el desarrollo de los abandonados de la sociedad, no eludir su compromiso por el respecto a los derechos humanos y la libertad de las personas, manifestó monseñor Sergio Gualberti en la homilía de este domingo. 
  
“Los bautizados tenemos que practicar la justicia en la sociedad, ser discípulos misioneros al servicio del plan de Dios, la paz que se construye día a día en la instauración del orden querido por Dios, que conforma también una justicia más perfecta entre los hombre, esto implica cooperar para resolver las causas estructurales de la pobreza, preocuparnos, el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad y solidarizarnos con sus necesidades”, manifestó.
El monseñor manifestó que las personas deben tener temor de Dios y practicar la justicia que significa respetarlo. Este hecho no significa un temor a Dios, sino que es un reconocimiento como el único ser superior y practicar la justicia no es sólo hacia Dios, sino también con los demás reconociendo que todos son iguales. “Nuestra vida personal y social (debe estar) sobre el fundamento de la ética, la igualdad y la dignidad de todas las personas”.        
Las declaraciones hechas por Gualberti fueron realizadas en la Catedral Metropolitana en Santa Cruz. En ese momento, resaltó los gestos y las acciones de Jesús a favor de los pobres, los enfermos, los abandonados de la sociedad y su cercanía con los pecadores como un signo claro de poder sobre el mal.
Asimismo, recordó a la gente que se congregó en la misa, que Jesús no tiene ningún pecado y que ha venido para liberarnos de la esclavitud, porque se mezcla con los pecadores al solidarizarse con ellos. También asume para sí la debilidad de la condición humana para cumplir su misión desde la realidad y después del bautismo. 

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