Ayer por la mañana en palacio de Gobierno el cuerpo diplomático acreditado en Bolivia presentó el saludo protocolar al Presidente Evo Morales. A nombre de los embajadores y misiones diplomáticas fue Monseñor Giambattista Diquattro, Nuncio Apostólico en Bolivia quien dirigió este saludo-mensaje.
En nombre del Excmo. Cuerpo Diplomático y de los Representantes de Organismos Internacionales acreditados ante el honorable Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, tengo el alto honor de agradecerle por el privilegio de habernos concedido esta audiencia, que tiene como finalidad presentarle nuestras felicitaciones por el nuevo año 2012.
En este encuentro vemos confirmada su solícita atención en favor del diálogo y de la cooperación con la Comunidad internacional y en particular con nuestros Países y con los Organismos Internacionales; y al mismo tiempo su consideración, que apreciamos muy de veras, para quienes me acompañan y por la misión que nos ha sido confiada.
El estilo de esta reunión es al mismo tiempo cordial, digno, solemne y, como vemos, todo ha sido preparado gracias a la preciosa y dedicada actividad de sus más estrechos colaboradores y en particular de la Cancillería, la cual, bajo la guía prudente, discreta y activa del Embajador David Choquehuanca, constituye para todos nosotros un imprescindible, necesario y muy estimado centro de referencia para facilitar el diálogo entre nuestras Representaciones y Oficinas en Bolivia, en un clima de mutuo respeto y de efectiva, dinámica y competente colaboración.
Señor Presidente:
Compartimos el anhelo que usted manifestó en el discurso pronunciado el pasado 22 de septiembre, en el primer día de intervenciones en la 66.ma Asamblea General de la ONU, de “alinear el trabajo permanente de nuestros Países en función de cómo garantizar la paz, cómo garantizar la igualdad, la dignidad de todos quienes habitamos en el planeta tierra.”
Al respecto, me complace confirmarle que la decidida y tenaz actividad de las Misiones, en las cuales estamos respectivamente al frente, está orientada prioritariamente a la búsqueda del reforzamiento de estos altísimos valores, por medio de un diálogo con Usted y con su Gobierno, en el exacto cumplimiento de las normas y de la praxis que regulan el fluido intercambio de entendimiento en la Comunidad internacional.
La finalidad consiste en hacer progresar las relaciones entre nuestros Países y Organismos con Bolivia. Este objetivo necesita alimentarse, sin embargo, de un constante encuentro y de una perseverante actividad, en un momento de cambios trascendentales para Bolivia y para el mundo. Esta coyuntura, por tanto, exige un renovado esfuerzo de acercamiento continuo destinado a fomentar conocimiento, estima y colaboración entre los Gobiernos y entre los Pueblos.
Señor Presidente:
De las palabras pronunciadas por Usted en la Asamblea General de la ONU, deseo mencionar también su reflexión en favor de la cultura de la vida y su claro y firme rechazo a la cultura de la muerte. En aquella circunstancia, señaló también Usted los tremendos desfases económicos y las nefastas consecuencias sociales que surgen del grave desequilibrio en la distribución de los recursos naturales.
Esta gravísima preocupación está presente en nuestra cotidiana consideración y constituye un evidente criterio de referencia en la actividad de cooperación, que caracteriza nuestro servicio.
Concordamos, pues, Señor Presidente, con su responsable cuestionamiento: “¿cómo puede asegurarse la paz verdadera si no se elimina la pobreza?”. Deseamos, asegurarle a este respecto que, así como sucede en todos los Países, también en Bolivia la base del trabajo de quienes estamos aquí presentes es precisamente el de abrir y reforzar canales de colaboración que sean eficaces para un auténtico e integral progreso de todos los bolivianos y de todo boliviano. Nos esforzamos a fin de que este progreso pueda dilatarse a todos los Países del área Latinoamericana y del Caribe, así como Usted lo ha manifestado en la cumbre del CELAC, en Caracas.
Al respecto me permito evocar las recientes palabras de vivo aprecio del Santo Padre Benedicto XVI por el buen desarrollo de los Países de América Latina en estos últimos años. La palabra de felicitación brota de esta constatación: es la esperanza de que el 2012 sea un año en el cual pueda proseguirse el exitoso esfuerzo de crecimiento y el reforzamiento de vínculos de serena y laboriosa coexistencia social, de la que el mundo, nuestro continente y Bolivia tienen imperiosa necesidad.
Señor Presidente:
Con las felicitaciones para sus seres queridos y para Bolivia, permítame agregar la seguridad de las oraciones de la Iglesia, según estas intenciones, al Señor que ha dotado a este País y al noble pueblo que lo habita de extraordinarios y copiosos dones.
¡Muchas gracias!