Esta es la tesis que sostiene Germán Gorraiz López en el Diario de Noticias de Navarra. Tal y como la escribe se la transmitimos. De ser cierta, podrría provocar un auténtico cataclismo en la Iglesia. Aunque no se confirmase, plantea interrogantes de fondo serios. ¿Debería renunciar el Papa al cumplir los 75 (como todos los demás obispos) o a los 80? ¿Sería bueno o malo para la Iglesia institucional?. En cualquier caso y como dicen los italianos "si non é vero é ben trovato".
"Sin lugar a dudas, el año próximo va a ser una auténtica encrucijada para la Iglesia católica, con dos acontecimientos que van a conducirla inexorablemente a dos extremos aparentemente irreconciliables.
1.-Renuncia al papado de Benedicto XVI:
Coincidiendo con su 80 cumpleaños, el actual Papa presentará la renuncia al Papado, con el consiguiente sobresalto de todos los estamentos de la actual Curia católica, ya que significará un precedente peligroso en la historia de la Iglesia de Roma que traerá consecuencias que serán notorias a lo largo del siglo en que nos encontramos.
Las razones que va a aportar se reducen básicamente a dos:
-El precedente realizado por la Compañía de Jesús, que en el mismo año 2008 renovará a su Papa negro, previa renuncia aduciendo motivos de edad.
-La necesidad vital de dedicar los últimos años de su vida a intentar demostrar racionalmente los misterios que encierra el credo cristiano.
Su marcha será traumática para el actual devenir de la Iglesia romana, pues dejará como herencia para los próximos obispos de Roma la inestimable labor de derribo total del ideario del Concilio Vaticano II con el consiguiente fortalecimiento en el poder de los sectores más conservadores de la Iglesia, que acabarán eligiendo a un Papa probablemente italiano y afín a sus estrictos dogmas.
2.- Elección del nuevo papa negro:
Por coincidencias del destino, en el 2008 el actual general de la Compañía de Jesús, previa renuncia por razones de edad aceptada en la Congregación General, será sustituido en el cargo que ahora ostenta y que como el Papado era vitalicio.
Aparte de la revolución que representa para las inamovibles estructuras de la iglesia romana (fin de los mandatos vitalicios), esta renovación traerá consecuencias para la Compañía de Jesús, que iremos viendo asimismo a lo largo del presente siglo y que posiblemente serán dramáticas para toda la Iglesia como estructura jerarquizada.
El testigo será tomado probablemente por un teólogo cercano a la Doctrina de la Liberación, con el consiguiente bandazo en la dirección de la nave jesuita, dirigiendo la proa a la celebración de un nuevo Concilio, lo que le acarreará accidentes varios y sensibles pérdidas de miembros relevantes, y que finalmente acabará impactando en la popa de la nave vaticana, quedando como restos del naufragio el nacimiento de la última Iglesia".
Germán Gorráiz López